05/07/2010 - Tras Mais im Bundeshuus: le génie helvétique y los pormenores del Parlamento suizo, el realizador ha dedicado su atención a la crisis financiera en Cleveland Versus Wall Street

Cineuropa: ¿Cómo nació el proyecto de Cleveland Versus Wall Street [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Jean-Stéphane Bron
ficha de la película]?
Jean-Stéphane Bron: Quería hacer una película sobre las finanzas mucho antes de que estallase la crisis. Las fuerzas económicas habían superado todo el resto, la política, la ideología. Algo tenía que pasar, no podía durar. Entonces busqué un lugar que pudiera representar, a través de cifras, estos conceptos económicos, por definición abstractos y muy poco cinematográficos. Di con Cleveland, que decidió denunciar a 21 de los bancos más potentes del mundo por la crisis de las hipotecas subprime - un desastre económico y social para la ciudad y sus habitantes. Dado que el juicio era aplazado continuamente, decidí llevarlo a la pantalla con sus protagonistas reales. Cleveland es una metáfora de América y del mundo.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Cómo lograste convencer a los protagonistas?
Fue un proceso largo, sobre todo porque algunos testigos estaban en el banquillo de los acusados. También fue difícil encontrar a familias que aceptaran testimoniar. Fue necesario hacer comprender la idea central de la película, que este juicio sería simbólico, un espacio de palabra. Una vez que comprendieron el proceso, algo sucedió, como si se dejaran llevar.

¿Cómo organizaste este mecanismo tan peculiar?
En los juicios estadounidenses hay cámaras, pero están situadas en lugares muy precisos. Como teníamos la libertad de la puesta en escena, decidimos ponerlas en lugares donde no habrían podido estar situadas en la realidad. Nuestras dos cámaras estaban una enfrente de la otra, montadas sobre pequeños railes. Con algunos milímetros de diferencia, hubieran estado en el campo una de la otra y el procedimiento habría quedado al descubierto. Lo que gira en torna de la película es ficticio, pero aún así nadie interpreta un papel. Todo lo que se desarrolla sobre “la escena” del tribunal es del orden del documental. Nunca creé golpes de efecto, eso habría parecido muy artificial. En cambio, elegí a los testigos con mucho cuidado y los efectos de sorpresa vienen debido a que se está en un proceso de descubrimiento, como en una investigación donde se comprenden las cosas paso a paso. Por último, reescribimos la película en el montaje. Gracias a las dos cámaras, pudimos dilatar el tiempo, traer un silencio, una expresión que no estaba allí. Ampliamos lo que iba bien en el sentido de la escena. Sin traicionar.

Elegiste una forma inusual, entre el documental y la ficción…
Intento siempre que mis películas hablen del documental, sus medios y su gramática, intentando interrogar su propia forma. Para mí, la virtud de un documental es encontrar formas inusuales, que puedan tomar elementos de la ficción, para hacer ver la realidad de otro modo. Aunque algunos lo consideran como el lugar de la verdad y de la no-representación… ¡Hay una especie de religiosidad con relación a lo real y a su grabación! Cuando se ven todos los canales - la televisión, Internet… - mediante los cuales la realidad nos llega todos los días, pienso al contrario que el cine debe jugar otra carta. La de la experimentación y formas que deben interpelarnos sobre el mundo y nuestra manera de representarlo.

¿Esta película te dio ganas de prolongar esta reflexión sobre el capitalismo?
Comencé una película sobre la Organización Mundial del Comercio. No sé aún la forma que tomará pero culminará un poco una trilogía empezada con Le génie helvétique y Cleveland Versus Wall Street. La OMC concentra los grandes intercambios internacionales y una determinada relación entre economía y política en una perspectiva de conquista: ¡es necesario dominar sin cesar nuevos mercados, ganar puntos de crecimiento, sobre un planeta sin embargo acabado!