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Beatriz Sanchís • Directora

"No me gustan los efectos especiales, prefiero lo artesanal"

por 

- Beatriz Sanchís es la única mujer que compite, con su ópera prima Todos están muertos -un cuento moderno, mágico y psicológico-, en la sección oficial del Festival de Málaga

Beatriz Sanchís • Directora

Recién llegada de México, donde ha terminado el montaje y las mezclas de sonido del film que trae caliente para participar en el Festival de Málaga, Beatriz Sanchís, de 37 años, ha pasado ya la difícil prueba de presentar ante la prensa, dividida, su película Todos están muertos [+lee también:
tráiler
entrevista: Beatriz Sanchís
ficha de la película
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Cineuropa: ¿Está ya acostumbrada a lidiar con festivales tras pasar por el de Berlín con su último cortometraje?
Beatriz Sanchís: Estoy relajada, pero nerviosa ante las reacciones que provoque mi película, porque con ella te desnudas y te expones mucho. Llevas mucho tiempo trabajando en ella y, claro, das importancia a las reacciones.

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Avalon ha estado siempre apoyándola...
Sí, tenemos una vida juntos, desde el corto La clase. Es una productora/distribuidora muy interesante: creemos unos en la visión de los otros. Tengo con ellos, creativamente, toda la libertad del mundo: eso es una suerte. El presupuesto ha sido de 1,6 millones de euros. En Alemania hemos trabajado la posproducción de imagen.

¿Por qué decidió utilizar ese arriesgado formato para contar esta historia?
Me gustan mucho las fábulas: poseen muchos significados, tanto psicoanalíticos como inconscientes y sociales. Por eso la visión que tienen los mejicanos de la muerte me venía bien para contar este conflicto. 

Pero, ¿cómo se logra ese tono de cuento?
Para mí es más fácil que rodar otro tipo de cine: es mi hábitat natural. Estoy cómoda en ese universo. Yo me siento un poco niña: en una especie de no pérdida de la inocencia, de alguien que se queda mirando el sol entrando por una ventana... Soy esa clase de persona. Me identifico con la infancia y su pureza. Soy así, y comparto mi punto de vista con los demás.

¿Cuál fue el germen de la película?
Me sucedió algo similar a lo que le pasa a Lupe, el personaje de Elena Anaya: siendo muy joven, murió mi mejor amigo, y eso me ha marcado, porque no me pude despedir de él. El guión nació de imaginar que pudiera hacerlo ahora. Al escribir me nutro de mis experiencias. 

La música tiene una presencia destacada en la película.
Soy una fan musical total, de todas las épocas y estilos. Eso viene de mi melomanía, del interés y la curiosidad. La música ha sido mi pasión: mi vocación frustrada es no haber tocado en una banda. 

Ha huido de los efectos especiales; en su lugar emplea el simbolismo...
Sí, porque no me interesan. Me gusta más lo artesano: que exista la magia sin que se vea por medio de efectos especiales. No es lo habitual, pero trabajo así. Me encanta Michel Gondry: trabaja de la manera más ingenua. Además, el equipo lo han formado amigos y eso se respira en la película. Lo más doloroso ha sido rodar todo deprisa, en sólo cinco semanas. 

En tu film, las mujeres son casi todo el mundo del chico protagonista.
El personaje de Lupe se queda gangrenado en un momento de su vida y la abuela tiene que hacerse cargo de su hija y de su nieto. Hablo de esos fantasmas como traumas que a uno no le dejan avanzar: cuando te enfrentas a ellos, desaparecen. También muestro al monstruo del miedo, que tiene a Lupe presa en casa.

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