12/08/2015 - LOCARNO 2015: Pietro Marcello muestra en Bella y perdida, presentada a competición en Locarno, la otra cara del cada vez más exitoso cine italiano

Tomasso es un humilde pastor que dedicó parte de su vida a cuidar de un palacio abandonado y en ruinas en la región italiana de Campania. Tras su muerte, emerge desde las profundidades del Monte Vesubio el sirviente Pulcinella para cumplir las última voluntad de Tomasso: tiene que hacerse cargo de un búfalo. El sirviente y el animal inician un viaje hacia el norte, a través de un país bello y perdido. De esta forma el cineasta Pietro Marcello construye Bella y perdida [+lee también:
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entrevista: Pietro Marcello ­
ficha de la película], una fábula contemporánea autoproducida a través de L'avventurosa, sociedad independiente que comparte con Gianfranco Rosi (Sacro GRA [+lee también:
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entrevista: Gianfranco Rosi
ficha de la película]). Durante estos días compite por el Leopoardo de Oro en el Festival de Locarno.

Cineuropa: ¿Qué le pasa a Italia para abandonar de tal forma al sur del país?
Pietro Marcello: Es un problema que viene del principio de al unificación italiana y que no se soluciona. El sur, a diferencia con el norte, vive una situación de pulso social que desvela problemas en el país mucho más complejos y profundos que una simple cuestión de riqueza económica. Algo de lo que Pasolini ya hablaba en Encuesta sobre el amor (Comizi d'amore) (1971).

El difícil resolver esos problemas cuando, al igual que el palacio o el búfalo en la película, nadie quiere hacerse cargo de lo que no es productivo.
El mundo contemporáneo nos ha llevado a eso. En el pasado se reconocía la valía de los animales porque eran un instrumento de trabajo y, paradójicamente, también eran más respetados que ahora. Este búfalo no es útil porque no produce leche y con los procesos de inseminación artificial ya apenas es necesario en el mundo industrial.

De un modo muy distinto, las hermanas Rohrwacher intentaron llamar la atención de este problema el año pasado con El país de las maravillas [+lee también:
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entrevista: Alice Rohrwacher
entrevista: Tiziana Soudani
ficha de la película].
Conozco bien a Alice Rohrwacher porque es de la región de Campania como yo. Además compartimos una sensibilidad similar y el respeto por unas mismas cosas. Su éxito es una excepción en el cine italiano actual.

Aunque en los últimos años cada vez se habla más del cine italiano, es cierto que el más aplaudido es aquel que se conecta con estrellas de cine.
Desde que hice La bocca del lupo [+lee también:
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entrevista: Pietro Marcello
ficha de la película] en 2009 no he podido volver a rodar un largometraje. Eso significa que no es fácil encontrar productores en las películas que no tienen estrellas (el de Sorrentino, Garrone…). No me interesa para nada el cine comercial y prefiero hacer menos dinero y tener mayor control en mis historias. Bella y perdida se ha producido a través de L'avventurosa Films, que es una sociedad independiente y autárquica.

Sus películas anteriores se pueden ver gratis en Internet.
Mi mito es el cine soviético, que se centra en trabajar y no se preocupa en generar beneficios. Me fascina la idea del cine como cultura abierta, didáctica, formativa y social; lo que debería ser la televisión y no es. El cine ya no es séptimo arte. Una vez que llegó el sonido, dejó de serlo para convertirse en entretenimiento.

Rodó un cortometraje dedicado a Marco Bellocchio, quien es premiado estos días en Locarno por el conjunto de su carrera. ¿Qué aprendió trabajando sobre su figura?
Soy más del neorrealismo italiano y del primer Pasolini. Bellocchio es un gran cineasta, pero trabaja más con el cerebro que con el corazón.