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SAN SEBASTIÁN 2023 Competición

Benjamín Naishtat y María Alché • Directores de Puan

“La comedia es un excelente género para abordar temas espesos”

por 

- Los cineastas argentinos han unido vidas y energías para levantar la comedia filosófica que protagonizan Marcelo Subiotto y Leonardo Sbaraglia

Benjamín Naishtat y María Alché  • Directores de Puan

A Benjamín Naishtat se le aplaudió cuando hace cinco años compitió en el Festival de San Sebastián con Rojo [+lee también:
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, obteniendo los premios a la mejor dirección, fotografía y actor. La también porteña María Alché es una cineasta que debutó en 2018 con Familia sumergida [+lee también:
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y triunfó aquí también, en el apartado Horizontes Latinos. Puan [+lee también:
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–algo así como el tercer hijo de la pareja– compite este año por la Concha de Oro del certamen vasco.

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Cineuropa: Esta película es diferente a vuestros trabajos previos.
Benjamín Naishtat:
Sería cuestionable que uno repitiese lo mismo una y otra vez, y tremendamente aburrido, primero para los pobres espectadores y luego para uno mismo. También los cambios de la vida van aportando sus matices e intereses, pero siempre fui espectador de comedia, me encanta como género y me gusta hacer lo que me gusta ver. Así que era un desafío rodar una comedia y se realizó naturalmente con María: era un buen género para tratar temas espesos y serios como la muerte, la transmisión, la filosofía, la crisis del estado… todo ello se hacía más masticable con la ligereza cómica.

¿El protagonista representa al argentino tópico o a cualquier persona del mundo, con sus neurosis y sus miedos?
B.N.:
No pretendimos que represente a todo el mundo. Hace poco vi la última película de Nanni Moretti, que me gustó muchísimo, especialmente la escena donde lleva un proyecto a una plataforma y le dicen que tiene que funcionar en 190 países; él se queda pensando y no sabe cómo lograr eso. Uno escribe sobre lo que conoce. Los profesores de Puan son nuestro mundo, pues María estudió Filosofía y mi padre es profesor de esta materia en la universidad. Puan es el nombre de una calle en Buenos Aires, pero Chejov dijo “pinta tu aldea y pintarás el mundo”. Seguramente la gente tiene algún Puan en su vida y algún prototipo de Marcelo y Rafael, estos personajes, uno más estancado y otro más seductor. Son prototipos sociales que están por todos lados.

¿Y por qué tomasteis la decisión de cerrar el iris de la cámara al final de algunos planos? ¿Para darle un toque a lo Buster Keaton?
María Alché: Totalmente, sabíamos que la película iba a tener un lenguaje llano y sencillo, la íbamos a filmar rápido y fue lo que acordamos con la directora de fotografía. El truco del iris como reminiscencia de algo burlesco, del cine mudo, elemental, gracioso y desenfadado que te metiera ya en un tono. Y lo hicimos mecánicamente, a mano, como se hacía en el celuloide silente: hubo que fabricar un motor, pero tenía tanta emoción y vértigo hacerlo en vivo que para nosotros era importante.

La cinta es una coproducción de vuestro país con varios europeos.
M.A.:
Con Francia, Alemania, Italia y Brasil. Es la única manera hoy por hoy de hacer en Argentina un largometraje independiente con buena factura técnica… porque la financiación local está muy difícil.

Pero en este festival hay muchas películas de vuestro país…
B.N.:
Hay creatividad y deseo, una capacidad increíble de hacer. Trabajamos sin cobrar y no sé por cuanto tiempo podremos seguir en esas condiciones precarias para sostener el nivel del cine argentino. Me preocupa la factura, que pueda haber ambición desde la producción y hoy el modelo está en crisis.

Pero habéis tenido previos contactos con productoras extranjeras.
M.A.:
Sí, se han desarrollado vínculos. Es nuestra manera de hacer películas, con preventas y preacuerdos de distribución, lo cual activa que se consigan ayudas, y así vamos llenando de monedas la hucha que nos permite rodar la película. Y se va a distribuir en los países coproductores (en España ha sido comprada por La Aventura Audiovisual). También tuvimos talentos de varias partes del mundo mancomunados en el equipo.

¿Cómo os habéis repartido las tareas de codirectores?
B.N.:
Antes de filmar nos habíamos planteado dividirnos las escenas, pero en los últimos días de la preproducción nos dimos cuenta de que ninguno se quería perder nada, porque estábamos felices de filmar, así que estuvimos todo el tiempo haciendo todo. Eso te obliga a pensar el triple de lo que hubieras reflexionado desde ese lugar solitario y tiránico que suele ser dirigir una película.

El film también habla de la importancia de la educación.
M.A.:
Abre preguntas sobre cómo nos formamos, para qué, qué contenido estudiamos… y a la vez hay un apoyo decidido a la causa de la educación pública como lugar de encuentro y movilidad social, sin la cual Argentina no hubiera sido nada.

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