email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

BLACK NIGHTS 2023 Competición

Manuel Martín Cuenca • Director de El amor de Andrea

“Todas las familias se están construyendo y reconstruyendo continuamente”

por 

- El director almeriense habla sobre su último trabajo, protagonizado por jóvenes debutantes

Manuel Martín Cuenca  • Director de El amor de Andrea

Manuel Martín Cuenca nos recibe en su domicilio madrileño días antes de trasladarse a Tallin, en cuyo festival Black Nights presenta su último trabajo, El amor de Andrea [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Manuel Martín Cuenca
ficha de la película
]
, rodado en Cádiz, protagonizado por jóvenes debutantes y que compitió en la Seminci - Semana Internacional de Cine de Valladolid hace unas semanas.

Cineuropa: ¿Es quizás este film más pequeño, a nivel de producción, que tus anteriores Caníbal [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Manuel Martín Cuenca
ficha de la película
]
o La hija [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
?
Manuel Martín Cuenca
: Sí, La mitad de Óscar [+lee también:
tráiler
making of
ficha de la película
]
también lo era, pero más formalista, aunque todas las películas lo son, pues tienen una decisión de cómo establecer la puesta en escena, e incluso la aparente ligereza es también un dispositivo. Porque pensé: ¿qué habría sido de la película si me hubiera centrado sólo en el drama de esa chica que no entiende lo que pasó entre sus padres y no tuviera la relación que mantiene con sus dos hermanos y su amigo? Esto le da contrapeso y es el germen de otra historia de afecto que le lleva a un lugar más luminoso, para que el personaje no se reconcentrara en su conflicto, sino que tuviera que seguir viviendo, pues por uno mismo es más difícil hacerlo que cuando se está rodeado de ciertas circunstancias. Eso abre un nuevo camino, el de encontrar el afecto en el lugar donde te lo dan.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Porque el amor no se debe mendigar…
Es tan puro y profundo que esa idea me pidió una puesta en escena y una manera de rodar que apuntalara todo esto: filmar sin aparataje, con panorámicas y de manera sencilla. El no tener un trávelin me obligaba a pensar cómo rodar de una manera casi documental. Así, hay en la película una imperfección planeada en la manera de rodar.

La búsqueda del afecto verdadero no es exclusiva de tu personaje. ¿Nos pasa a todos?
Continuamente y en todos los aspectos. En la relación de pareja y en la familiar. Pero la película trata algo muy esencial en la gestación del espíritu humano y Andrea aprende que no se pueden forzar esas cosas. La llamo “heroína” porque hace algo tan sano como confrontar la realidad, que no puede cambiar, pero sí puede transformarse ella misma. En broma, yo decía que se había ahorrado veinte años de terapia.

Porque adquirimos en nuestro desarrollo costumbres a veces dañinas.
Efectivamente, romper esa dinámica es lo que hace Andrea. En otras películas mías se desencadena un destino inevitable que lleva a una conclusión trágica, pero aquí ella rompe ese destino, se enfrenta a él y llega a un final esperanzador. Me gustan los films que terminan con algo que puede ser un principio de otra historia.

Pero ¿por qué sigue fallando una institución tan antigua como la familia?
Como dice un amigo abogado, que nos ayudó en el guion, ¿qué familia no es desestructurada? Todas se están construyendo y reconstruyendo continuamente. Los afectos están vivos, cambian y evolucionan.

¿Y qué posee el personaje de Andrea del propio Manuel Martín Cuenca, aparte de leer Juan Salvador Gaviota?
Tiene muchas cosas mías, pero también de la guionista Lola Mayo y de la propia Lupe Mateo Barrero, la actriz que la encarna. Fue como viajar a nuestra adolescencia. Imaginarnos otra vez en ese momento fundamental en nuestras vidas y tratar de contarlo de la manera más honesta posible, recordando cómo nos sentíamos o qué nos preocupaba. Es un retrato de la juventud como yo la veo: una adolescente con problemas de afecto, por eso no va a clase y escribe en su cuaderno. Nos apetecía reivindicar esa mirada profunda y a la vez inocente, luminosa y sincera, huyendo del retrato del joven como tarado mental que no sabe qué le pasa.

Pero ella madura antes de tiempo.
Tiene una imposición de clase obrera. Su madre trabaja todo el día y acaba abandonando a sus hijos por obligación, pues no le queda otra. Es muy común en la clase popular que los hermanos mayores se tengan que ocupar de los pequeños. A lo mejor esto no lo entiende cierta élite…

Casi siempre ruedas en Andalucía, ¿verdad?
Tiene lugares muy variados. La hija se rodó en las sierras de Cazorla y Segura, y esta en Cádiz; eso me da amplitud para situar diferentes historias e imaginar distintos escenarios. Soy andaluz y productor, así que es una exploración casi inconsciente del territorio, aunque he tenido proyectos en Madrid y Cuba. La región me resulta cercana e interesante, y un cineasta habla de las cosas que le tocan y conoce, así sale una película sincera.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Lee también

Privacy Policy