29/01/2024 - El dúo de cineastas hablan sobre la responsabilidad que tiene la sociedad para reprender a los millonarios

(© E. Okazaki)

El largometraje Veni Vidi Vici [+lee también:
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ficha de la película] tuvo su estreno mundial este año en la Competición World Cinema Dramatic de Sundance, y se proyectará próximamente en la sección Harbour del IFFR. Producida por dos figuras icónicas del cine austriaco contemporáneo, Nikolaus Geyrhalter y Ulrich Seidl, la cinta de Daniel Hoesl y Julia Niemann es una mordaz sátira social sobre la impunidad de una familia rica que comete crímenes escandalosos.

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Cineuropa: ¿Os inspirasteis en personas o hechos reales?
Julia Niemann: Seguimos el rastro del dinero, por decirlo de alguna forma. Tras WiNWiN [+lee también:
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ficha de la película], y ahora Veni Vidi Vici. Durante todos estos años de investigación, conocimos a un millonario que vive en Viena. No teníamos suficiente dinero para terminar WiNWiN, y le pedimos que nos prestara algo. Lo hizo. Nos reunimos con él en su mansión, donde vive con sus hijos, y la atmósfera era muy peculiar.

Daniel Hoesl: Llevaban trajes de princesa y diademas. Conocimos a la madre, que caminaba descalza por la casa, y había una niñera. En general, parecía una vida familiar muy agradable. Entonces, el mayordomo cruzó el patio con un rifle en las manos. El hombre se estaba preparando para marcharse a Namibia a cazar en su coto privado. Este fue el detonante para escribir el guion. Además, por mi experiencia como ayudante de dirección de Ulrich Seidl, para mí es muy importante llevar a cabo una investigación a fondo. Junto con Julia, e incluso antes, empecé a reunirme con gente rica o superrica, aristócratas, industriales y políticos, solo para poder hablar con ellos, recoger anécdotas y conocerlos. Lo bueno de Austria es que es un país pequeño, así que no es difícil entrar en contacto con esa gente.

¿Cuáles eran los elementos más importantes que tenían que tener vuestros personajes?
D.H.: Lo que queríamos mostrar es que si tienes suficientes medios económicos, puedes salirte con la tuya en cualquier situación. La gente me contaba anécdotas sobre lo que hacían y cómo salían impunes.

Parece que osciláis entre la fascinación y la repulsión hacia este poder. ¿Lo describiríais así?
J.N.: Yo no lo llamaría fascinación, es más bien una especie de “simpatía por el diablo”, en un sentido narrativo. Nunca formaremos parte de esta clase social, y no lo pretendemos, pero es bueno que tengamos acceso a estas personas y que confíen en nosotros. Algunos de ellos también leyeron el guion y estuvieron de acuerdo en que así es como son las cosas en realidad. Por supuesto, la película es una metáfora, y lo entendieron inmediatamente porque los superricos saben perfectamente lo que están haciendo. Y lo que estamos haciendo nosotros es dejar que se salgan con la suya.

D.H.: Definitivamente nos fascina la ambición y el poder que realmente tienen. Esta película es una especie de llamada a la acción, porque está en nuestras manos cambiar las cosas.

La película termina de forma bastante pesimista, ¿no creéis?
D.H.: No lo considero pesimista, sino una llamada a la acción. Al final, tienes que sentirte tan frustrado como para levantarte del sofá y hacer algo. Y creo que hemos llegado a ese punto como sociedad.

J.N.: Es una llamada de atención. Últimamente, hay muchas películas que siguen la lógica de “comerse a los ricos”. Quizá estas resulten más positivas que Veni Vidi Vici, porque durante 90 minutos puedes tener la sensación de que tú también puedes hacerlo. Sin embargo, es solo una ilusión. Nuestra película se sitúa más en “los ricos te matan”. No es tan agradable durante 90 minutos, pero al final, puede que te sientas un poco más motivado para luchar contra ellos.

¿Es esa la razón por la que escogisteis la caza como tema principal?
D.H.: Nuestro protagonista lo hace para conciliar su vida laboral y familiar. Mientras que otra gente hace yoga, él se va de caza. Para él es un deporte. Por supuesto, en un sentido más amplio, es una metáfora de las formas en que los ricos destruyen vidas. Es una metáfora de las acciones o decisiones que los superricos tienen que tomar. A veces, estas tienen un impacto muy duro y consecuencias existenciales para una gran parte de la sociedad.

(Traducción del inglés)