22/02/2024 - BERLINALE 2024: La directora italiana habla sobre su intenso y personal documental inspirado en su padre

(© Azzurra Primavera)

La directora italiana Costanza Quatriglio ha presentado su nuevo documental, Il cassetto segreto [+lee también:
crítica
entrevista: Costanza Quatriglio
ficha de la película], en la sección Forum de la Berlinale de este año. La película de Quatriglio no solo constituye un homenaje a su padre, sino también un importante recordatorio de los retos políticos de nuestro pasado común. Nos hemos sentado a hablar con la cineasta sobre su enfoque respecto al material de archivo y la confrontación cinematográfica con su padre.

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Cineuropa: ¿Qué te impulsó a querer hacer esta película?
Costanza Quatriglio: Hoy puedo decir que el verdadero inicio de la película se remonta al momento en el que decidí empezar a grabar a mi padre en 2010. En aquel momento, estaba a punto de cumplir 90 años, y empecé a filmarle sin ninguna pretensión de hacer una película sobre él. Al ver ese metraje 12 años después, me di cuenta de que la cámara había desempeñado un papel importante en el reencuentro entre nosotros. De hecho, aunque al principio no quería que le filmara, fue poco a poco entrando en el juego, hasta el punto de que decidió convertirse en mi guía por los lugares que le gustaban. Por aquel entonces, yo me conformaba con eso.

El deseo de hacer la película surgió muchos años después, cuando, tras tomar la decisión de donar los libros y archivos de mi padre a la Biblioteca Regional de Sicilia, me encontré con una casa llena de bibliotecarios y archiveros, de completos desconocidos que rebuscaban sin cesar en todas y cada una de las estanterías. Esto me hizo sentir de inmediato el poder narrativo de aquella situación, lo cual me llevó a hacer lo que me parecía más natural: filmar y organizar todo ese material en una historia que incluyera muchos relatos distintos.

¿Cambió la imagen que tenías de tu padre a través de tu trabajo con la película?
La imagen que tenía de mi padre no cambió, pero la película me hizo sin duda ver muchos aspectos de él y de mi hogar con otros ojos. Así que quizá sí que cambió. Por ejemplo, a través de las fotografías y el archivo, me di cuenta de lo mucho que le gustaban los seres humanos y sus historias, así como de lo fascinado que estaba incluso por historias aparentemente corrientes. Lo curioso es que no puedo distinguir la vida del cine, ya que los dos se comunican entre sí. Por supuesto, filmar mi hogar antes de vaciarlo hizo que la propia casa se convirtiera en un mapa geográfico, un mapa del tesoro, un lugar simbólico, y un sinfín de cosas más.

Más allá del archivo de tu padre, ¿qué dirías que fue lo más relevante en la investigación y elección del material de archivo?
Todas las imágenes encontradas proceden del archivo de mi padre. La clave a la hora de elegir era, sobre todo, la capacidad de las imágenes para transmitir algo sobre nosotros en conjunto, para proponernos un viaje al imaginario colectivo, tanto en la representación de acontecimientos históricos como en el poder evocador de las imágenes. De este modo, la película constituye también un viaje a las costumbres y modas sociales. Además, hay también —y este es el poder del cine—sorpresas que nos conmueven, como la de encontrar una foto de Winston Churchill en el funeral de la reina Isabel II. En resumen, es la historia la que nos llama a nuestro deber como ciudadanos, y no podemos escapar de ella. En la elección del archivo privado, no obstante, traté de entrelazar las muchas pequeñas historias sobre el crecimiento de una niña, que soy yo, al tiempo que redescubría esa forma tan característica de ver las cosas que se tiene durante la niñez.

El montaje de la película fue primordial. ¿Cuáles fueron los aspectos más importantes y las mayores dificultades de esta etapa?
El primer reto del montaje fue elegir la estructura narrativa. Como suele ocurrir al hacer un documental, la estructura narrativa surge de la intuición. Se trata de una combinación alquímica, mágica, una combinación que a menudo te viene a la mente antes incluso de empezar con el montaje. Letizia Caudullo y yo compartíamos esa pasión por las estructuras narrativas —hemos hecho muchas películas juntas—, así que cuando le propuse la estructura de la película, comprendió inmediatamente su fuerza. A partir de ahí, empezamos a tomar las decisiones de montaje.

El mayor reto fue aceptar que, en cierto momento, la historia se volvería personal, y encontrar la medida de mi presencia en la película. La perspectiva de Letizia fue fundamental en todo momento. Me apoyé en ella porque sentía que era importante salir de mí misma, un poco como hice durante el rodaje en la casa —en un momento dado, abordé mi presencia en la casa a través de la separación de la figura del narrador de la de su hija, gracias a la incorporación de la directora de fotografía Sabrina Varani al rodaje—. Por desgracia, Letizia Caudullo falleció antes del estreno de la película. Es algo que me dio mucha pena, y es a ella a quien quiero dedicar la alegría de estar en la Berlinale.

(Traducción del inglés)