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Isaki Lacuesta • Director

La Leyenda del Tiempo

por 

- "Una película abierta al imprevisto"

En 1979 el cantante de flamenco Camarón dedicó un disco a Garcia Lorca bajo el nombre "La leyenda del tiempo". 26 años mas tarde, Isaki Lacuesta eligió el mismo título para su según largometraje. Después de su premiada ópera prima Cravan vs Cravan (2002), el director regresa con dos historias contadas en dos voces. "La voz de Isra" retrata a un niño gitano que tras la muerte de su padre deja de cantar y "La voz de Makiko" se construye como el cuento de una japonesa que busca una nueva manera de expresar sus emociones a través del cante flamenco. Entrevista en el Festival Internacional de Cine de Rótterdam, donde La Leyenda del Tiempo opta al Tigre Award.

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¿Crees que tu película se puede leer como un homenaje a Camarón?
Isaki Lacuesta: Creo que antes de ser un homenaje a Camarón es un retrato de Isra y de Makiko, que son dos personajes reales. El homenaje viene en segundo plan. La primera vez que fui a la Isla de San Fernando fue como turista, a buscar el rastro de Camarón. Me gustó la región, fui conociendo a la gente, descubriendo sus historias, y eso es lo que me llevó a hacer la película, que no quería que fuera un proyecto preconcebido.

Si no era un proyecto preconcebido, ¿como has desarrollado el guión?
Por un lado, necesitaba de un guión para tener la sensación de que tenia un proyecto. Por otro, era una película que quería hacer durante el rodaje, descubriéndola. Escuché historias sobre las japonesas que venían allí para aprender el flamenco y sobre los niños que cambiaban de voz y se convertían en cantantes de flamenco mediocres. Compilé esas historias como si hicieran parte de un guión para un documental pero dejando claro que no era un guión, sino una declaración de intenciones. Luego hicimos los castings; encontramos a Isra y a Makiko con sus historias reales y pasamos muchas semanas con ellos, descubriendo lo que hacían y filmando su cotidiano. Partimos de lo que había encontrado en el viaje y de las historias reales de los personajes, y luego fue una mezcla entre lo que ellos hacían realmente y de lo que yo les proponía como juego. Nunca había ningún texto escrito. Lo trabajábamos durante el rodaje.

¿Porque te interesa jugar con la frontera entre la realidad y la ficción?
Lo que pretendía era captar momentos de veracidad y creo que puedes conseguirlo a partir del documental como a partir de la ficción. Hay secuencias en que no hay intervención de nuestra parte y luego otras en que hicimos propuestas. La idea era utilizar varias estrategias para conseguir captar esos momentos de veracidad. Me gusta lo que decía van der Keuken. Le parecía muy poco práctica la distinción entre documental y ficción; prefería la distinción entre "cine espontáneo e improvisado" y "cine escrito y preparado". En mi película hay ficción y documental, pero es sobretodo una película abierta al imprevisto.

Me pareció, sin embargo, que "La voz de Makiko", es mucho más construida que "La voz de Isra".
Sí, y eso tiene que ver con el hecho de que son dos voces distintas. "La voz de Makiko" es la voz escrita de una persona adulta con una cultura definida, además de una historia contada en el pasado. La historia de Isra se pasa en el presente con un personaje que se está descubriendo. La idea inicial era jugar con montaje paralelo, incluso había secuencias que tenían puentes, para saltar de un personaje al otro. Pero al final nos dimos cuenta de que era mejor mantener las dos historias separadas porque son dos mundos inconexos. Un encuentro entre los dos sería forzar algo que no pasaría en la vida real.

La ficción pura, ¿te interesa?
Sí, ahora tengo un proyecto que es ficción pura y otro que es documental puro. En la ficción también se pueden captar momentos muy verdaderos de la misma manera que puede haber momentos de mucha falsedad en el documental. Pero creo que los momentos de veracidad que tiene Isra, por ejemplo, solo puedes conseguirlos con una persona de verdad, un actor profesional lo tendría mucho más complicado. Como director, es muy gratificante. Si estás rodando una secuencia en la cual no tienes muy claro lo que va a pasar y después ocurre algo mágico, la emoción es mucho mayor.

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