24/04/2008 - El primer director de la Nueva Ola rumana en estrenar su tercer trabajo, un retrato sencillo y humano de su generación

El director Radu Muntean vuelve a cambiar de registro en su tercera película, Boogie [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Dragos Vîlcu
entrevista: Radu Muntean
ficha de la película], que se centra en la vida de una generación de treintañeros, tras su debut con la policiaca The Fury (2002) y The Paper Will Be Blue (2006), una película de acción con un toque de cine de autor que le valió una candidatura al Leopardo de Oro de Locarno y el premio especial del jurado de Namur.

Además de ser conocido como director de cine, Muntean es uno de los más prestigiosos directores de anuncios comerciales. Siendo el primer director de la Nueva Ola rumana que realiza su tercera película, Muntean es probablemente el director más prolífico de su generación.

Cineuropa: ¿Es importante la capacidad de trabajar duro a la hora de convertirse en director de cine?
Radu Muntean: Sólo puedo hablar por mi mismo. No sé cómo será para el resto. Durante muchos años, la publicidad era el único modo de desarrollar el trabajo para el cual había estudiado. Me proporcionó una valiosa práctica y me dio confianza en mi mismo. Ahora mismo, mi deseo es realizar tantas películas como me sea posible y la publicidad se ha convertido en un modo eficaz y elegante de ganarme la vida. Durante una serie de años he tenido el privilegio de poder elegir cómo me apetecía dividir mi tiempo entre ambos ámbitos, pero no puedo abandonar ninguno de los dos por completo. Entonces, sí, tengo que ser muy trabajador.

Has escrito The Paper Will Be Blue y Boogie con Alex Baciu y Razvan Radulescu. ¿Cómo funciona el equipo? Como director, ¿tienes algún derecho a veto?
Sinceramente, nunca hemos tenido que vetarnos. Como es lógico ha habido discrepancias, pero hemos conseguido llegar a un acuerdo. Como equipo somo bastante buenos. En primer lugar, hacemos un planteamiento genérico. Después, dividimos el guión en tres partes y cada uno se coge una y trabaja sobre ella por separado. Luego volvemos a juntarlas y hablamos sobre ello. Seguimos puliendo detalles hasta más adelante, tras los primeros ensayos.

¿En qué momento de la preproducción decidiste utilizar la cámara en mano para rodar Boogie?
Existe un prejuicio según el cual la cámara en mano es una herramienta del cine social. Usada correctamente, es un modo de rodar que ayuda al espectador a meterse en la realidad de la pantalla y ofrece una mayor libertad al director. Ni más, ni menos.

Supe desde el inicio que iba a rodar Boogie con la cámara en mano, a través de planos secuencia, porque quería narrar la historia como si fuese un documental. La cámara es un testigo externo de la acción y muestra al espectador lo más interesante, sin establecer juicios morales. El director no se expone en el cine que me gusta, ni al rodar ni al montar. Sólo es el discreto guía de la película.

Dicen que es muy difícil rodar con niños. ¿Cómo fue trabajar con tu propio hijo en Boogie?
En principio Vlad no tenía que actuar en Boogie, No quería mezclar mi familia con mi trabajo. Hicimos un casting y nos decantamos por otro chico, muy bueno y con el que parecía fácil trabajar, pero que después resultó muy difícil de dominar. Una semana antes de comenzar el rodaje llamé a casa pidiendo refuerzos. Hice la prueba con Vlad y resultó perfecto para el papel.

Fue muy difícil tanto para él como para mi, pero estoy convencido de que no me hubiera llevado mejor con ningún otro. Además, no hay que olvidar que muchos de los diálogos y escenas estaban inspiradas en nuestra relación real. Vlad fue de gran ayuda en un momento muy difícil y, cuando crezca y sea capaz de entenderlo, le daré las gracias por ello.

Tienes hasta ahora tres películas en tu haber, muy diferentes las unas de las otras en cuando al estilo y a los temas tratados. ¿Qué tipo de historias piensas contar a partir de ahora?
Las parejas. Pienso en las relaciones. Ya he escrito, junto con Alexandru Baciu, el argumento de nuestra próxima película, que pienso realizar el año que viene.