17/02/2009

“Elegimos un nombre inglés porque desde el principio queríamos trabajar en el ámbito internacional”, comenta Helge Albers, uno de los fundadores de la productora Flying Moon Filmproduktion, que celebra este año su décimo aniversario.

Mientras estudiaba economía aplicada al cine y la televisión en la Academia Konrad Wolf de Babelsberg, Albers conoció a sus futuros socios en el rodaje de Das Erbe des Foersters, de Ulrike Klein. Allí trabajaban el ingeniero mecánico Roshanak Behesht Nedjad, llegado al cine a través de la asociación Kommunales Kino y del festival de cine de Stuttgart y que en ese rodaje era el director de producción, y el director de fotografía Konstantin Kroening, cuyo trabajo para esta película de Klein le supuso una candidatura al premio Torun del festival Camerimage.

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Nedjad recuerda que los tres se hicieron amigos durante este rodaje, aunque siguieron trabajando por separado en otras películas antes de lanzarse a la creación de su propia productora en 1999.

Empezar con buen pie

El debut de la compañía con el documental Havanna mi Amor, de Uli Gaulke, fue muy bueno, ya que que ganó el premio al mejor documental alemán de 2001. Por otro lado, las coproducciones internacionales se habían convertido en una de las señas de identidad de Flying Moon: “Desde el principio queríamos hacer películas que fueran entendidas y conocidas fuera de nuestras fronteras”, explica. “Esto podía pasar también con filmes alemanes, porque no era un dogma inflexible según el cual sólo podíamos hacer coproducciones internacionales”.

Así, la compañía entró en 2003 en la producción de Waiting for the Clouds [+lee también:
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ficha de la película], de Yesim Ustaoglu, y El silencio del agua, de Sabiha Sumar, que ganó el Leopardo de Oro de Locarno, basándose en la fuerza de sus guiones. “Cuando leímos el guión, supimos desde el primer momento que emocionaría a los espectadores”, añade Nedjad.

Sin límites

Tras colaborar con el productor francés Philippe Avril en El silencio del agua, Flying Moon decidió entrar a formar parte de la asociación europea Unlimited S.A., que agrupaba a profesionales de varios países del continente, como era el caso del mismo Avril, el austriaco Danny Krausz, la belga Jacqueline Pierreux, la compañía holandesa Metropolitan Pictures o la luxemburguesa Hemisphere Films.

“La idea de esta iniciativa era crear una red de contactos en toda Europa para saber qué pasaba en el resto de países”, explica Albers. “Al mismo tiempo, no existía un principio de exclusividad, por lo que podíamos trabajar con otras compañías francesas y Philippe, por ejemplo, con otros productores alemanes, como de hecho hizo en Es kommt der Tag, de Susanne Schneider, con Wueste Film.”

El reto del mercado

La participación de Flying Moon en The Market: A Tale of Trade [+lee también:
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ficha de la película], del director británico Ben Hopkins, fue posible gracias a un contacto establecido por la distribuidora alemana Piffl Medien. “Todo el mundo parecía contrario a este proyecto, dirigido por un británico en Turquía”, señala Nedjad. “Tuvimos que explicar a todo el mundo por qué podía ser – a fin de cuentas, ¿por qué no?”

Además, el éxito de Flying Moon con los documentales de Gaulke hizo que otros muchos directores de este género se acercasen a la compañía. Una de las colaboraciones más fructíferas de estos diez años ha sido Full Metal Village, de la coreana Sung-Hyung Cho, que fue galardonada en Hessen y Schleswig-Holstein y se convirtió en el primer documental que se alzó con el premio a la mejor película en el Festival Max Ophuels de 2007.

Planes de futuro

Mirando hacia el futuro, 2009 será el año en que serán estrenadas varias películas en las que llevan trabajando los últimos dos años, ya sean producciones propias o coproducciones, como Pink Taxi, de Uli Gaulke, 32A [+lee también:
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ficha de la película], de Marian Quinn, Liebeslied, de Anne Hoegh Krohn, o la segunda colaboración con Sung-Hyung Cho, el documental Endstation der Sehnsuechte.

Además, Albers está en fase de financiación de Red Cross, del portugués Hugo Vieira da Silva, presentada en el Torino Lab del pasado mes de noviembre, donde fue galardonada con una ayuda a la producción de 200.000 euros. Este proyecto, que será realizado junto con la productora de Francisco Villa-Lobos, Contracosta Productions, ya ha recibido el apoyo del Medienboard Berlin-Brandenburg y de la portuguesa ICA.

Entre los proyectos en desarrollo se encuentra la coproducción germano-polaca The Pope Project, que ha recibido financiación del Fondo de Co-Desarrollo Germano-Polaco el pasado verano. Con un guión de Marta Palatore y la coproducción de la compañía de Lodz Opus Film, se trata de una comedia ambientada en la visita que el Papa Juan Pablo II hizo a su tierra natal en 1987.