05/09/2010

¿Cuál es el verdadero milagro? ¿Una muchacha que (quizás) ve a la Virgen o una madre que recupera todos los besos que nunca dio? Ambas cosas, según Roberta Torre, que con I baci mai dati [+lee también:
tráiler
ficha de la película] ha inaugurado la sección Controcampo Italiano del Festival de Venecia.

La joven se llama Manuela (Carla Marchese), tiene trece años y es una adolescente como otra cualquiera, con el mp3 a todo volumen para no escuchar las peleas entre sus frustrados padres (Donatella Finocchiaro y Giuseppe Fiorello). Una noche, mientras juegan bajo la ventana de su casa, algunos amigos decapitan la estatua de la Virgen que “vela” sobre el barrio. La cabeza desaparece, escondida en un garaje, hasta que ella, una mañana, confía a su familia, y a su hermana, igualita que Paris Hilton, donde fue a parar. Se lo ha dicho a la Virgen: nadie le cree, en primer lugar el cura (Pino Micol), pero con intentar no se pierde nada. Una vez que se confirma su versión, las voces de las visiones dan la vuelta de Catania (exactamente Librino, metafísica periferia “de autor” proyectada por el arquitecto Kenzo Tange, abandonada a obras aún no terminadas y a su destino de venta de drogas y degradación). Atrayendo a la casa de esta “sagrada familia” al contrario grupos de devotos en búsqueda de milagros.

¿Después de haber ridiculizado a la mafia con el musical “Tano da morire”, Roberta Torre se la toma con la religión? No, al contrario: se comienza con una estatua que observa y “elige” entre la muchedumbre a la nueva Bernadette, sin ninguna tentación blasfema, y se continua con una mirada sobre la religiosidad popular, entre peluqueras más talentosas con las cartas de tarot que con los peinados (una irónica Piera Degli Esposti) y pedidos de milagros poco exigentes.

En el centro de la película, casi completamente femenina, como es habitual en esta realizadora, vemos sobre todo – explica esta última – el retrato de una “mujer pequeña que se vuelva una mujercita”y el de su madre, una falsa rubia que vive de las apariencias y desilusionada por la vida, que da a Donatella Finocchiaro la posibilidad de realizar una interpretación divertida y exuberante.

I baci mai dati, producida por Rosettafilm y Nuvola Film en colaboración con Adriana Chiesa Enterprises (que se ocupa asimismo de las ventas internacionales, aún no ha encontrado distribuidor en Italia. ¿Y si el verdadero milagro, para muchas películas italianas, fuese llegar a las salas?

(Traducción del italiano)