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FESTIVALES Suiza

Fernand Melgar lleva el “cine directo” de Vol spécial a Gijón

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Hay películas cuya huella se mantiene en la mente del espectador durante mucho tiempo tras haberla visto. El documental suizo Vol spécial [+lee también:
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ficha de la película
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, del realizador Fernand Melgar, descendiente de inmigrantes españoles, es una de ellas. Y para lograrlo no ha recurrido a aparatosas denuncias, una banda sonora conmovedora o grandes clímax narrativos, sino que lo hace a través de un perfil bajo y un “cine directo”, algo que el director ha repetido en varias ocasiones, para dejar que sea el espectador el que llegue a sus propias conclusiones.

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Suiza, cuna de los derechos humanos, de la convención de Ginebra y de la Cruz Roja, es además un ejemplo a ratos admirable, a ratos abominable de democracia directa. La voluntad popular se transforma en leyes. Un sistema en apariencia virtuoso pero que puede dar lugar a monstruos, sobre todo en una época como la actual, en la que el miedo al otro se ha convertido en fobia. Suiza cuenta con 28 cárceles cuyos presos no han cometido crímenes más allá de no haber conseguido regularizar su situación en el país tras años de trabajo. Su destino, ineludible, es abandonar el país. Mientras tanto, viven durante meses (hasta 24) en estos recintos de rostro amable, donde no les falta de nada, excepto la libertad.

Sin embargo, aunque habla en concreto del sistema de la Confederación Helvética, donde los ilegales que no quieran dejar el país en un vuelo comercial lo hacen amordazados en un ”vuelo especial” (de aquí el título), el documental refleja una alarmante tendencia común a toda Europa: el mundo occidental se asemeja cada vez más a una enorme prisión, donde viven encarcelados tanto los funcionarios como los presos.

No es una película fácil de digerir Vol spécial, que ha elegido la cárcel menos brutal de todas, donde funcionarios y presos se llevan bien, conversan y hablan. Con un ritmo sostenido, sin grandes sobresaltos, lo absurdo de la situación se despliega en toda su complejidad ante el espectador, que consigue sólo adivinar los efectos morales que una situación de este tipo puede dejar en la sociedad.

A pesar de que no intenta sembrar la polémica, Vol spécial, recientemente presentada en la 49ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, se ha visto rodeada por ella desde su estreno mundial en el Festival de Locarno, donde fue calificada por el productor portugués Paulo Branco de “fascista”. Posteriormente, el partido de extrema derecha de Suiza ha solicitado que no sea prohibida en colegios. Una película tranquila, producida por Climage, que ha conseguido sacar de sus casillas a más de uno.

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