14/02/2012

El tercer largometraje de Kristen Sheridan (hija del más conocido Jim), titulado Dollhouse [+lee también:
tráiler
ficha de la película], es una película aparentemente improvisada sobre los miembros de una familia en un ambiente doméstico. Aunque resulta atractiva en ocasiones y cuenta con algunas escenas muy sólidas, en conjunto resulta incoherente y errática y posiblemente parezca demasiado “artística” para el gran público.

Cinco adolescentes de barrio —esos hoodies tan temidos en el Reino Unido e Irlanda toda vez que la sudadera con capucha se convirtió en el uniforme de la contracultura popular— irrumpen en un apartamento de una zona rica y empiezan a hacer lo que se les supone: beben, toman drogas (marihuana, speed, éxtasis), asaltan la nevera y destrozan el mobiliario. Pronto se descubre que la casa en realidad pertenece a los padres de uno de ellos, Jeannie (Seana Kerslake), que se quitó los zapatos al entrar y que tiene un secreto (si es un secreto o no, depende de la percepción de los espectadores) que será revelado al final.

Sea como fuere, Jeannie, Eanna (Johnny Ward), Denise (Kate Stanley Brennan), Shane (Shane Curry) y Darren (Ciaran McCabe) destruyen el apartamento. Desde el momento en que el joven vecino Robbie (Jack Reynor) llama a la puerta, el ambiente se hace cada vez más agresivo, si bien la película no termina de despegar.

Abundan los pasajes con montajes de música clásica o de indie pop (entre ellos, los fantásticos Dead Man Bones con Lose Your Soul), y Sheridan se vale de la cámara al hombro (cuya fotografía es obra de Colin Downey) para moverse entre los personajes con una coreografía de movimientos improvisados. Estas escenas tienen un aire onírico y, aunque son placenteras a la vista y al oído, parecen más parte de un bizarro vídeo musical que de una película.

Una sensación de peligro acompaña casi todo el metraje y el espectador sabe que algo muy violento puede pasar en cualquier momento. Pero ese momento nunca llega. Claro está, no falta el sexo, y se trata de una de las escenas más logradas, gracias principalmente a la excelente interpretación de Brennan. El resto del joven reparto no le va a la zaga, rebosantes de energía y rabia juveniles. Sin embargo, no abandona al espectador la sensación de la improvisación, que para esta película termina siendo algo negativo.

Dollhouse es una producción de la compañía dublinesa Factory Films.

(Traducción del inglés)