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SAN SEBASTIÁN 2013

Quai d´Orsay: Tavernier se alista en la comedia crítica

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- El veterano director francés compite en el festival de San Sebastián con una entretenida y ácida sátira del circo político

Quai d´Orsay: Tavernier se alista en la comedia crítica

Muy querido en el certamen donostiarra, donde se presentaron previamente, con magnífica acogida, criaturas suyas como La pequeña LolaHoy empieza todo y Capitán Conan, el cineasta francés Bertrand Tavernier regresa a la perla vasca con Quai d´Orsay [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, una película que arremete sin piedad, pero con sobrado humor, contra los políticos actuales, unos tipos medio clowns, medio rock-stars, más pendientes de sus slogans, lograr el aplauso y mandar continuamente a sus súbditos que de gobernar: para esas tareas desagradables ya está su equipo.

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El viejo zorro Tavernier nos cuela con aparente ligereza en el Ministerio de Asuntos Exteriores galo de la mano de Arthur Vlaminck (interpretado por Raphael Personnaz), un joven contratado para redactar los discursos del ministro Alexandre Taillard de Vorms (encarnado por un hilarante Thierry Lhermitte, quien logra contagiarnos su disfrute como clon de Dominique de Villepin), seductor y atlético, bronceado y trajeado, que anuncia su llegada a través de los pasillos del palacio con los cataclismos sonoros y airados –los papeles vuelan a su paso, las puertas tiemblan- que provocan sus enérgicos pasos. Como el joven Arthur, el público penetra en este reino digno de una corte decimonónica, donde no faltan escuderos, cortesanas y camarillas rivales.

A sus 72 abriles, Tavernier demuestra estar en plena forma rodando  con musculoso brío las escenas de interior, saturadas de diálogos. El propio Alexandre es dibujado como un cartoon, un hombre más preocupado por la calidad de sus rotuladores, sus salidas a hacer footing a orillas del Sena y de agradar a una premio Nobel de Literatura (encarnada por una estupefacta Jane Birkin) que del conflicto que tiene en vilo a la política exterior de su país. Total, su director de gabinete, Claude Maupas (un Niels Arestrup de miradas sabias y paternales), ya le sacará del entuerto. El político, una caricatura demasiado fiel de los peleles que hoy –creen que- gobiernan, es un niño grande que, en su dinámica diaria, se apoya en las citas de Heráclito –algunas de ellas aliñan la narración-, clichés dialécticos y la narrativa de Tintín.

Precisamente la narrativa del cómic recorre esta comedia, no sólo por su montaje ultrasónico, sino también por una música festiva y el recurso de dividir la pantalla cual viñeta de tebeo. Porque esta travesura del maestro –que, por sus referencias localistas, gustará más dentro que fuera de su país- está basado en la historieta gráfica homónima de Lanzac & Blain (autores del guión). Distribuye Pathé.

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