email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

ESTRENOS Italia

I Can Quit Whenever I Want no es la típica comedia

por 

- El debut de Sydney Sibilia, apenas treinta años, es una comedia inusual protagonizada por un fresco reparto que consigue divertir al espectador

I Can Quit Whenever I Want no es la típica comedia

Cuando se habla de la química entre dos personas… En el caso de I Can Quit Whenever I Want [+lee también:
tráiler
entrevista: Sydney Sibilia
ficha de la película
]
(Smetto quando voglio - lit.: Lo dejo cuando quiera), la alquimia se desata entre siete ex compañeros de universidad, en paro u obligados a hacer trabajos humildes, que se reúnen para vender pastillas en las discotecas y hacerse ricos enseguida. Dirigida por Sydney Sibilia, I Can Quit Whenever I Want es una comedia inusual dentro del cine italiano, ya que consigue el nada sencillo objetivo de divertir al público durante 100 minutos, retomando el tema de la crisis económica y laboral de la manera más irónica y ligera que se pueda imaginar.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

La historia se desarrolla en una Roma semejante a Los Ángeles y gira en torno a Pietro (interpretado por Edoardo Leo, que está en cartelera con Tutta colpa di Freud [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
), un investigador universitario, casi un genio en el ámbito de la neurobiología, víctima del demoledor y arcaico sistema universitario italiano. Pierde su puesto por culpa de los recortes mientras su profesor (un gran Sergio Solli) está reservando el espacio para su yate. Cabreado pero sobre todo desesperado por su situación económica, se encuentra con un estudiante suyo en una discoteca y se le ocurre una idea: para evitar la ley, es necesario producir una molécula que no está prohibida por el Ministerio de Sanidad. Y él es capaz de sintetizar la sustancia estupefaciente perfecta. La formula que le hará rico es la C11H15NO2 (simplemente la del MDMA, o éxtasis), pero hay que perfeccionarla. Para ello cuenta con la ayuda de Alberto (Stefano Fresi), experto en química informática, que trabaja como lavaplatos por 700 euros al mes. Convencerle de que cambie trabajo no será difícil.

Entonces les falta sólo un equipo de producción y distribución. Mattia (Valerio Aprea) y Giorgio (Lorenzo Lavia), licenciados respectivamente en semiótica interpretada y epigrafía latina, trabajan en el turno nocturno de una estación de servicio. Se convertirán en el peligrosísimo brazo armado del grupo. Arturo (Paolo Calabresi), gran experto en cartografía arqueológica y urbanística de la antigua Roma, será el conductor. Bartolomeo (Libero De Rienzo), considerado uno de los mejores de Italia en la creación de modelos dinámicos racionales, acompañado perennemente del grupo de circenses de la familia de su novia gitana, será la mente económica. Lo que Pietro no dudará en definir como una start up criminal. El antropólogo Andrea (Pietro Sermonti), tras intentar convencer al responsable de una garaje de que lo contrate diciéndole que ha renunciado legalmente a su licenciatura (una de las escenas más hilarantes y emblemáticas de la película), será el último en unirse.

Las pastillas tienen un gran éxito y el dinero llega en tal cantidad que será difícil gestionarlo. Pietro tiene dos problemas. En primer lugar, su novia Giulia (Valeria Solarino) trabaja como asistente social con drogodependientes. Y luego está “Murena” (Neri Marcorè), jefe de una organización criminal que controla el narcotráfico y que reparará sorpresas. Pero todo está aún bajo control, al menos hasta aquel maldito robo en una farmacia del centro con armas tradicionales...

El ácido es el elemento estético principal de la película, con colores muy saturados que destacan especialmente los objetos rojos y amarillos, puestos estratégicamente en los encuadres. Hace de la referencia su ideología, sobre todo del cine estadounidense tipo Ocean's Eleven, aunque con un toque británico y provincial que recuerda al Guy Ritchie de Lock & Stock (sirva de ejemplo el mencionado atraco a la farmacia). Una película divertida sujetada por un reparto fresco y eficiente. Teniendo en cuenta el tema de la droga, tratado con naturalidad, se aprecia una cierta libertad para la directora (aunque quién sabe si Sibilia quería osar aún más) por parte de los productores Matteo Rovere (Ascent Film) y Domenico Procacci (Fandango). Ha contado con la participación de Rai Cinema.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del italiano)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy