11/02/2014 - Emmanuelle Devos lleva a cabo un inusitado regreso a la naturaleza como reacción al agotamiento de su relación con Mathieu Amalric. Un film muy singular a cargo de Sophie Fillières

"Ya no hablamos de nada", "ya no bailamos nunca", "todos envejecemos": la vida en pareja está en las antípodas de la felicidad para Pomme y Pierre [ndt.: puede que no sea casualidad que los nombres signifiquen manzana y piedra en francés], los dos protagonistas de Arrête ou je continue [+lee también:
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ficha de la película] (If You Don't, I Will), dirigida por Sophie Fillières y presentada en la sección Panorama de la 64ª Berlinale. Unos excelentes Emmanuelle Devos y Mathieu Amalric encarnan a estos dos cuadragenarios cuya vida cotidiana está compuesta de sentimientos agotados y alimentada por una sorda agresividad, pequeños ajustes de cuentas, silencios elocuentes, excursiones rutinarias por el bosque, salidas "mundanas" y sin entusiasmo y alguna que otra manía molesta: un presente marchito, en definitiva, y un futuro incierto apenas salpimentado de pequeños brotes de celos ("no te gusta que otros me aprecien"). Sobre la base de este logrado retrato de pareja y provista, en cualquier caso, de dosis de humor aunque la suma resulte bastante banal a primera vista, Sophie Fillières consigue al final una película bastante atrevida y singular que relata cómo Pomme decidirá escaparse y recluirse en la soledad del bosque, en busca de un nuevo sentido que dar a su vida.

Los personajes de mujeres insatisfechas con sus existencias que tratan de encontrar una salida o aire nuevo son habituales estos últimos tiempos en la producción cinematográfica francesa (podemos citar, entre otras, El viaje de Bettie [+lee también:
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ficha de la película]); no obstante, Pomme se aventura por nuevos territorios al abandonar a su marido para emprender un camino forestal durante dos semanas, sola y en modo supervivencia, en mitad de la naturaleza salvaje: una huida repentina que deja a Pierre primero irritado, luego desconcertado y, finalmente, dispuesto a partir en su busca, en vano, pues la zona cubre 444 km de senderos y 45.000 ha y va con varios días de retraso. En cualquier caso, Pomme (qué más tarde se presentará, haciendo autostop, bajo el nombre de Gena Rowlands: un guiño de lo más elocuente) debe ante todo someterse a sí misma a examen, descubrir si aún tiene cierto deseo de vivir, ahora que sabe que es mortal (pues acaba de superar un tumor benigno) y que su hijo es demasiado mayor para que ella siga sobreprotegiéndolo. 

Apoyada en el enorme talento de Emmanuelle Devos, Arrête ou je continue sortea los riesgos inherentes de su sorprendente intriga. Las secuencias en el bosque presentan una atmósfera de cuento realista que bien podría haber hecho que el conjunto cayera en incongruencias; sin embargo, la comedida puesta en escena, la precisión de los diálogos y la hermosa fotografía de Emmanuelle Collinot sirven perfectamente a una película que, aunque, sin duda, desconcertará a los espectadores más racionales, explica muy bien la emotividad (¿femenina?) entre lo que no se dice y las explosiones repentinas al límite de la insensatez: un equilibrio humano en el borde de la normalidad que vuelve a dar muestras del peculiar estilo de Sophie Fillières.

(Traducción del francés)