18/08/2014 - El último título de Pedro Costa, seleccionado en la competición internacional del Festival de Locarno, habla de fantasmas que buscan reconstruir su identidad al borde de una cama de hospital

Horse Money (Cavalo Dinheiro) [+lee también:
tráiler
ficha de la película], la última película de Pedro Costa, comienza con los únicos elementos de una historia que, en realidad, ya no existe si no es en los corazones de aquellos que la han vivido. Las fotografías en blanco y negro que desfilan delante de nuestros ojos al principio de su metraje nos enseñan caras desconocidas, marcadas por el cansancio, que querrían encontrar finalmente la luz después de haber vivido durante mucho tiempo en la sombra. Esta secuencia inicial representa la única realidad concreta, documental, de Horse Money, que se desliza en seguida en el mundo de los fantasmas, de los recuerdos contados por Ventura, emigrado de Cabo Verde a Lisboa con la esperanza  de encontrar una vida mejor. En realidad, lo que lo espera es un inmenso agujero negro que rápidamente lo devora, lo destruye y lo aleja de sus raíces, pero prohibiéndole a la vez el acceso a un mundo que lo rechaza. Ventura vive en un infierno, se transforma poco a poco en fantasma, se encuentra privado tanto de pasado como de futuro, usado y rechazado en la vida, olvidado por los periódicos oficiales una vez muerto. Exactamente como su caballo Dinheiro, Ventura es devorado por buitres que lo han explotado hasta hacerle perder toda la dignidad, hasta romper cada uno de sus sueños. El barrio de Fontainhas que ha visto desfilar tantos sin nombre como Ventura ya no existe, como las esperanzas de las personas que lo han habitado. El barrio ha sido pulverizado, ha sido lanzado al olvido.

Horse Money, que se presenta bajo la forma de una maravillosa serie de tableaux vivants en la que la luz hace pensar a Caravaggio, refleja explícitamente la voluntad del director portugués de hacerse narrador de una historia que necesita ser contada. A través de una luz en claroscuro que ilumina las caras exhaustas de los que han vivido siempre en la sombra, Pedro Costa intenta encontrar la esencia de un pueblo privado de su tierra pero también de su historia. Un pueblo cuya identidad no es territorial sino sentimental. Y es justamente esta emotividad, esta humanidad, la que se pone en primer plano en la película. Fontainhas ya no existen pero las sombras que allí vivían no quieren marcharse. Continúan dejando al viento esperanzas rotas, como murmullos. Como todas las almas en pena, las de Pedro Costa yerran en búsqueda de una paz que les ha sido siempre negada, en búsqueda de una tierra soñada, de un lugar en donde vivir con dignidad. Horse Money es un condensado de momentos tan fuertes que rozan dimensiones épicas. Un proyecto extremadamente ambicioso y potente que ha necesitado tiempo para ser elaborado. Con su última película, Pedro Costa enciende una vez más la luz sobre las sombras que habitan su ciudad. Escribe la historia de un pueblo que nunca ha existido. El resultado es un retrato casi caballeresco, sublime, hecho de susurros, de lágrimas que corren en silencio y de emociones difíciles de expresar, pero finalmente puestas a la luz. Una película para no dejar de ver.

(Traducción del italiano)