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BERLINALE 2016 Fuera de competición

Saint Amour: las diez fases de la ebriedad

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- BERLÍN 2016: El humor negro de Benoît Delépine y Gustave Kervern se tiñe de una dulzura apesadumbrada al narrar la historia de un padre y su hijo

Saint Amour: las diez fases de la ebriedad
Benoît Poelvoorde, Vincent Lacoste y Gérard Depardieu en Saint Amour

Humor ácido, denuncia implacable de las brechas sociales, apego al pueblo trabajador y a las figuras marginales que son pasadas por el molinillo del mundo moderno: los directores franceses Benoît Delépine y Gustave Kervern han desarrollado con ingenio, a través de varias películas, una voz muy personal, calificada con frecuencia de anarco-libertaria y teñida de un sentido agudo de la burla, sobre todo en Aaltra, Louise-Michel [+lee también:
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. Sin desviarse de esta línea, su nueva película, Saint Amour [+lee también:
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, que se ha proyectado hoy fuera de competición en la sección oficial del 66º Festival de Berlín, marca un cambio de planteamiento notable: pasa a primer plano el arduo desnudamiento de emociones y penurias, eclipsando la adicción de los cineastas al dinamismo de la comedia absurda (que sigue estando presente en alguna medida). Un suplemento de compasión autorizado por la soltura de dos actores —en adelante, clásicos del mundo cinematográfico de Delépine y Kervern—, Gérard Depardieu y Benoît Poelvoorde, que despliegan, cada uno a su manera, interpretaciones conmovedoras y cargadas de una dosis considerable de sufrimiento, que vibra en sintonía con la decadencia de la Francia agrícola, telón de fondo del film. 

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Todo comienza en el bullicioso salón de la Agricultura en París, entre vacas y garañones de Poitou. Jean (Depardieu) ha venido para participar en un concurso con su toro Nabucodonosor —nombre de varios reyes babilónicos, pero también, no lo olvidemos, de una botella de vino con capacidad de 15 litros—. Entre tanto, su hijo Bruno (Poelvoorde) se emborracha, yendo de puesto en puesto, y, tras fracasar en su torpe intento de seducir a una chica, se revuelca por una pocilga. Constatando los desperfectos ("tú sabes adónde te lleva esto", "lloras y luego lo vuelves a hacer"), su padre decide meterle en un taxi para hacer juntos una "auténtica ruta de vinos", tratar de fortalecer la relación entre ambos, consolarse también por una muerte reciente (una omisión que se revelará durante el viaje) y, finalmente, saber si la transmisión de la explotación agrícola del padre al hijo podrá hacerse, a pesar del completo rechazo de este último. 

Lo que sigue es una road movie vitivinícola, del Beaujolais al Bordelais, en compañía de un chófer (Vincent Lacoste) que también oculta secretos tras una fachada fanfarrona. Ritmado por encuentros femeninos, el viaje escenifica las "diez fases de la ebriedad" —relajación, liberación, sinceridad, torpeza, violencia o amor excesivo, patetismo, hambre, búsqueda frenética de sexo, sueño pesado, vergüenza—, y Venus y Baco tendrán que reconciliar a los dos hombres consigo mismos y con sus futuros. 

Saint Amour,salpicada de numerosos episodios que oscilan entre lo cómico y lo dramático, diseccionando con bisturí la enternecedora fragilidad de lo humano —y esbozando de paso un paisaje desolador de la Francia profunda—, tiene una borrachera más triste que jovial. El carácter certero y generoso de la mirada de los cineastas al posarse sobre las existencias e incertidumbres humanas, la eficacia de la puesta en escena, así como la calidad de la música —compuesta por Sébastien Tellier— son innegables, y Depardieu brinda una interpretación de primera categoría. Sin embargo, la cinta causa la impresión de que el dúo de cineastas se encuentra en una encrucijada, dudando todavía si despojarse o no del espíritu radical-trash que tanto éxito les ha granjeado en el pasado. Habrá que seguirles la pista... 

Producida por JPG Films, Saint Amour ha sido coproducida por No Money Productions, DD Productions, y las compañías belgas Nexus Factory y Umedia. El film se estrenará en Francia el 2 de marzo de la mano de Le Pacte, que se encargará también de las ventas en el extranjero.

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(Traducción del francés)

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