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CANNES 2016 Proyección especial

Chouf: "Vivo donde se compran los chutes"

por 

- CANNES 2016: Con esta ficción romanesca, Karim Dridi constata de manera realista el estado de urgencia social en una ciudad gangrenada por el tráfico de drogas

Chouf: "Vivo donde se compran los chutes"

"Ellos nos acechan, nos atormentan, nos abaten, nos matan, nos insultan… quieren nuestras cabezas". Una letanía sobre un fondo negro que da paso a un rap de Casey con planos acelerados sobre los numerosos centinelas de la organización del tráfico de drogas en mitad de la ciudad de Marsella. Con Chouf [+lee también:
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, presentada en una proyección especial en el marco de la selección oficial del 69º festival de Cannes, Karim Dridi pone su atención en el epicentro de una realidad social local que resuena desde hace varios años en los medios de comunicación nacionales como una sucesión de ajustes de cuentas a tiro de kalashnikov con los gritos caricaturescos de los ediles marselleses como telón de fondo.

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El director se muestra, como siempre, cómodo con actores jóvenes y brujuleando por los barrios más calientes para capturar la vida cotidiana sin desnaturalizarla más de lo que ya lo exigen el enfoque novelesco y los resortes de tragedia antigua con los que ha decidido abordar el asunto. Así, Dridi logra en esta última entrega de su trilogía sobre Marsella tras Bye-Bye (1995) y Khamsa [+lee también:
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(2008) transmitir su mensaje sobre el determinismo social de una ciudad-ghetto del que es difícil escapar. Tal es el caso de su personaje principal, Sofiane (Sofian Khammes), un alumno de la escuela de comercio de Lyon que regresa unos días para estar con su familia, en el corazón de un barrio en el que su hermano mayor, Slimane, está metido en el tráfico de hachís. Al visitar a sus amigos de infancia, todos metidos ya en la droga, Sofiane (que en su juventud también fue un delincuente veterano) ve cómo le suplican que no haga preguntas, que "no se quede mucho por allí". Pero las armas, las ametralladoras que uno prueba para echarse unas risas en los descampados vecinos, harán hablar una vez más a la pólvora y Slimane es asesinado. Metido en una espiral de culpa por no haber actuado cuando ya circulaba un rumor sobre un sospechoso, un competidor en el tráfico de drogas, Sofiane no regresa a Lyon y empieza a acosar a la "banda" de su hermano, dirigida por un antiguo preso que es puro músculo y se llama Reda (Foued Nabba), para que la venganza se consuma. Al principio lo disuaden pero acabará obteniendo lo que quiere, poco antes de darse cuenta de que "cuando se empieza, ya no hay marcha atrás". 

Chouf traza un retrato bastante ajustado de esa juventud salvaje que marca la ley a la vez que está atrapada en su ciudad-ghetto y de unas familias que a menudo se ven dependientes de los recursos de una economía sumergida que las obliga a alejarse del “camino recto” en un contexto de pobreza avanzada. La cinta, que tiene como agente de ventas internacionales a Doc & Film International, toma prestados pasajes clásicos del género con su paranoia ambiental, sus ajustes de cuentas en las alturas que se asoman a las calas, sus entregas de paquetes y su logística; pero Karim Dridi brinda una mirada benevolente a sus personajes y centra sus propósitos en la amistad y la solidaridad reinantes en los barrios más que en la oscuridad con que a menudo viene retratado este universo. La tragedia en esta obra es tan colectiva como individual, puesto que hasta el talento que es capaz de superar sus límites y su determinismo social se ve inexorablemente aspirado por el vórtice negativo de su medio entorno.

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(Traducción del francés)

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