30/03/2017 - Sylvain George prosigue su fascinante trayectoria con una obra formalmente excepcional, efervescente, política, poética y fecunda

"Despertar al músico dormido, o al poeta o al astrónomo que quizá te habitaban al principio". Estas palabras, tomadas prestadas de Tierra de hombres, de Antoine de Saint-Exupéry,por una multitud reunida en la plaza de la República de París la pasada primavera con motivo de las noches del movimiento Nuit Debout, podrían servir de guía a los espectadores de Paris est une fête - Un film en 18 vagues [+lee también:
tráiler
entrevista: Sylvain George
ficha de la película], el subyugante nuevo documental del comprometido artista Sylvain George, estrenado a escala mundial en la competición internacional del 39º festival Cinéma du Réel.

Sin desviarse un ápice de la singular exigencia de invención y deconstrucción de la narración que lo vincula con maestros como Dziga Vertov o Jean-Luc Godard, el director imprime de manera fulgurante su sublime blanco y negro en lo más profundo de la retina del espectador con un torbellino de imágenes sugerentes y secuencias ultrarrealistas que dialogan entre sí y abren las puertas a las posibilidades y a la imaginación: un maelstrom poderoso y estéticamente imponente que no por ello cede a las tentaciones de ebriedad experimental al quedar compensado con la impactante y rigurosísima constatación de cómo están de tensas las cosas en el mundo de hoy.

La cinta, rodada casi exclusivamente de noche en París y su periferia (con un pequeño desvío a Nueva York) entre 2015 y 2016, navega con virtuosismo por la corriente de su propia radicalidad arraigada en su ritmo (lleno de rupturas de tono) y en su acercamiento fragmentario al “todo” contemporáneo, humano, social y político. De ahí emergen la figura de un individuo (un inmigrante guineano que sobrevive en los márgenes de la capital), la inmersión en primera línea de las manifestaciones "revolucionarias" (contra el estado de urgencia, contra la ley del trabajo y durante la conocida como Nuit Debout), en las que el enfrentamiento con las fuerzas del orden derivó en guerrilla urbana, y un juego incesante y abierto a todas las interpretaciones posibles con los mensajes disponibles en el mundo (carteles, señales, etc.).

Paris est une fête - Un film en 18 vagues, obra tumultuosa donde las haya que opera en el cráter del volcán urbano, brille por múltiples características: una fotografía que quita el hipo y un montaje de una creatividad controlada fuera de lo común (ambos a cargo del propio Sylvain George, que también sabe trabajar fabulosamente bien con el sonido), una intensidad y una variedad de atmósferas incuestionable, una profundidad no invasiva del subtexto "intelectual", un mimo del detalle y del impacto, del flujo y de reflujo... Como un pez en el agua en el tiempo y el espacio, el cineasta consigue componer una soberbia constelación en el caos aparente de esas olas de imágenes-torbellino. Y aunque la película pide, sin duda, una mínima apertura de espíritu para poder apreciarse completamente, su fuerza formal se basta por sí sola para arrebatar el corazón del público, como una luna llena que retira los velos de un cielo tenebroso.

Paris est une fête - Un film en 18 vagues es una producción de Noir Production que distribuirá en los cines franceses a partir del 12 de abril Zeugma Films.

(Traducción del francés)