15/06/2017 - Elena Martín consigue combinar frescura argumental y buen pulso narrativo en su primer film como directora, donde habla de pasos vitales que van hacia adelante… y, quizás, atrás

En la sección Zonazine del último Festival de Málaga Cine Español triunfó con holgura la ópera prima de una joven directora: Júlia ist [+lee también:
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entrevista: Elena Martín
ficha de la película] es el debut tras la cámara de Elena Martín, a quien habíamos visto antes actuando en Las amigas de Ágata [+lee también:
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ficha de la película], una película de naturaleza pareja, dirigida por cuatro también aprendices cineastas. Ambos films surgen de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, pues los dos son el trabajo de fin de carrera de alumnas de Comunicación Audiovisual. Estos dos, junto a El inventor de la selva, inolvidable documental de Jordi Morató, son ejemplos de destacados trabajos de formación que, gracias al interés despertado en festivales, han terminado convirtiéndose en termómetro del estado de salud de la magnífica, atrevida y resplandeciente cantera del cine español: a ver si al taquilla por fin los aplaude como hemos hecho los críticos.

El espíritu juvenil y la energía que espolea el ansia de conocimiento son palpables también en Júlia ist, que ha contado con cuatro guionistas –la propia directora, Pol Rebaque (asimismo director de fotografía), Marta Cruañas (también productora) y María Castellvi- que han adaptado la historia que narran a las modestas condiciones de producción. Rodada en Berlín y Barcelona, la película tiene como principal intérprete a la propia Elena Martín, quien, aunque curtida en el teatro, con este film y Las amigas de Ágata demuestra poseer un rostro al que la cámara adora y una sensibilidad especial para transmitir las inquietudes, zozobras y confusiones de la generación Skype.

Hasta la capital alemana se marcha la Júlia del título, estudiante de arquitectura, para realizar su Erasmus. Atrás deja a su familia protectora y a su novio, Jordi, cuya relación lleva tiempo poseída por la rutina. Berlín aparece ante sus grandes y miopes ojos como ese paraíso donde iniciar una vida diferente, repleta de estímulos nuevos. Pero va a ser que no: la gran urbe resulta fría, inabarcable, oscura y ligeramente hostil para alguien que no domina perfectamente ni su idioma ni sus ritmos.

Al tiempo, a través de conversaciones mantenidas desde la pantalla de su ordenador, su relación con Jordi empieza a mostrar sus grietas: la distancia es la prueba que había que superar para garantizar el futuro de la pareja. Ante lo desconcertante de su nueva vida y el desencanto que la recubre, a Júlia no le queda otra que luchar, seguir y sobrevivir, rastreando los aspectos más gozosos de la ciudad al tiempo que experimenta, por primera vez, algo parecido a la libertad, sin ataduras familiares ni sentimentales.

Elena Martín ha bañado de experiencia personal su primera película, a la vez que la ha poblado de amigos, convertidos en actores o colaboradores de un film que se ha rodado de forma absolutamente libre y líquida, con equipos reducidos formados por cuatro o cinco personas. Elena Martín y sus compañeros de estudios, tras meses de filmaciones esporádicas, han logrado plasmar, en una película pequeña en su factura pero enorme en sentido y sensibilidad, lo que supone dejar atrás el confort para adentrarse en otra cultura, afrontando responsabilidades, miedos e inseguridades, en busca del crecimiento personal. Aunque, si se vuelve sobre los pasos dados (a Barcelona, en este caso), la sensación de fracaso vital puede resucitar… y con ganas de instalarse.

Júlia ist es una producción de Lastor Media, S.L. y Antaviana Films, con la colaboración de la universidad Pompeu Fabra. De su distribución se encarga Avalon.