14/06/2017 - Bolonia albergó el estreno mundial del documental dirigido por Serena Mignani, en el que ella misma entra con su hijo en el universo de una disciplina espectacular, arriesgada y de sanos principios

Cabriolas, volteretas, escaladas y saltos a diez metros de altura con piruetas en el vacío. Da vértigo Être et durer [+lee también:
tráiler
ficha de la película], el hermoso documental que la italiana Serena Mignani ha estrenado a escala mundial en el 13° Biografilm (que se celebra en su Bolonia natal entre los días 9 y 19 de junio) acompañada de una vivaz banda de jóvenes traceurs. Trata, en efecto, del fenómeno del parkour este primer documental de la directora, productora audiovisual y actriz (ha trabajado en Italia y Estados Unidos). El parkour es una disciplina metropolitana nacida en Francia en los años 90. Los que lo practican llevan a cabo un recorrido entre dos puntos intentando superar todo tipo de obstáculo y barrera (un muro, una baranda, el hueco entre dos tejados…) para alcanzar su destino rápidamente. Abundan, pues, las imágenes espectaculares de empresas atléticas que dejan el corazón en un puño, pero en el documental Mignani sabe también mezclar el escalofrío con una profunda y sentida reflexión sobre el peligro, el acceso a la edad adulta y la necesidad que tiene un progenitor de liberar al propio hijo.

La directora lidió, por tanto, con un infante hipercinético, que saltaba y trepaba por todas partes, enseñándole una actividad descubierta hace diez años en Internet que podría ser lo suyo: el parkour. Así es como entra con Lorenzo (por aquel entonces, poco más que un niño) en este mundo. La directora va con él a los entrenamientos y con la excusa de inmortalizar sus acrobacias y las de sus amigos, no suelta la cámara y se mantiene siempre a su lado en este recorrido de descubrimiento, riesgo y crecimiento. Una noche, sin embargo, suena el teléfono, en una de esas llamadas que todas las madres de los traceurs temen más que nada: uno de ellos, con apenas 12 años de edad, se ha precipitado de un tejado. La edad de la inconsciencia acaba, el juego deja paso al dolor y madre e hijo separan sus caminos. Él adquiere autonomía y ella aprende a dejarlo marchar.

Être et durer representa, con una riqueza extraordinaria de vídeos, adrenalina, entrevista, sugerencias, dudas y reflexiones, el emotivo viaje de una madre durante la adolescencia de su hijo tanto como el acercamiento a una filosofía de vida, la de no detenerse ante los obstáculos, compartida por tantos chicos apasionados, conscientes de lo que hacen y sometidos a una disciplina de entrenamientos muy estricta. El viaje empieza en Bolonia con la propia experiencia personal y lleva a Mignani a buscar respuestas en otros lugares del mundo, como Liverpool, París, Shangai, Hong Kong o incluso Gaza, donde se reunirá con otras familias y conocerá otras concepciones diferentes sobre el peligro y la libertad (resulta interesante, por ejemplo, las diferencias de percepción del riesgo para un palestino, por obvias razones). El trabajo, pues, es riguroso, duró varios años, atrapa al espectador y tiene asimismo el mérito de lanzar un puente de diálogo entre generaciones, fomentando el entendimiento como algo posible y natural y haciendo que su película pueda llegar así al público joven y al público adulto. “Como madre, también hice parkour yo, mentalmente, tratando de superar mis límites y afrontando mis miedos”: tal es la simpática conclusión de Mignani. Un buen ejemplo a tener en cuenta.

Être et durer es una producción de Imago Orbis.

(Traducción del italiano)