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PELÍCULAS Italia

A casa tutti bene: historias comúnmente trágicas

por 

- Gabriele Muccino cuenta la historia de una reunión familiar en la que caen todas las fachadas, con su particular patetismo desmedido, pero también con geniales momentos de honestidad

A casa tutti bene: historias comúnmente trágicas
Stefano Accorsi, Sabrina Impacciatore y Pierfrancesco Favino en A casa tutti bene

Estrenándose en los cines italianos en San Valentín, pero incluyendo muy poco romanticismo, A casa tutti bene [+lee también:
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es la undécima película de Gabriele Muccino (El último beso), y supone un regreso definitivo a Italia tras una temporada en Estados Unidos (En busca de la felicidad, Siete almas, Un buen partido, De padres a hijas [+lee también:
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). Es una película que no podría ser más coral, con veinte actores permanentemente en pantalla en una sola ubicación (una casa preciosa junto al mar en Isquia). Un entorno que se transforma en una especie de prisión para los miembros de una numerosa y aparentemente unida familia que se reúne para celebrar las bodas de oro de sus abuelos, antes de encontrarse atrapados en la isla durante más tiempo del esperado debido a la mar agitada. Hay un aumento gradual de las tensiones que el director romano maneja a su manera, con el patetismo desmedido que a menudo caracteriza su trabajo –y por el que se le ama o se le odia–, y a la vez contiene algunos momentos de honestidad más sutiles, con los que todos podemos identificarnos fácilmente. 

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Lo que Muccino parece decirnos es que mantener la paz, el equilibrio y las sonrisas de todos cuando nos reunimos en  familia depende por completo de la sincronía. A los protagonistas de la película –coescrita con Paolo Costella– les habría salido todo bien si el ferry que los llevaba de vuelta al continente hubiese zarpado a su hora y los hubiese devuelto a todos a sus propias vidas, sanos y salvos tras el confort de sus fachadas. Por supuesto, durante todo el día había habido posibles tensiones en el ambiente, celos remontándose a épocas pasadas, envidia social, la toma de diferentes decisiones en la vida y amores prohibidos, pero después de una preciosa canción alrededor del piano –tanto coral como liberadora– todo tenía posibilidades de acabar bien, sin ninguna consecuencia seria. En lugar de eso, como Bertè dijo una vez en su famosa canción, “este viento también me agita a mí”. Las conexiones con tierra firme se interrumpen, las cuestiones de la convivencia se prolongan y llega la tormenta, tanto fuera como dentro de la casa.

Hay tantos –quizá demasiados– personajes y tramas que seguir en este drama en el que, deliberadamente, ningún rol  predomina sobre otro. Está la madre que sueña con una familia unida (Stefania Sandrelli) y el padre que no puede esperar a que todos desaparezcan (Ivano Marescotti), el marido infiel y la esposa ilusa Giampaolo Morelliand Sabrina Impacciatore), el hijo inconformista que siente debilidad por su prima (Stefano Accorsi y Elena Cucci), la pareja sin un céntimo que está esperando un hijo (Gianmarco Tognazzi y Giulia Michelini), el enfermo de Alzheimer y su exasperada esposa (Massimo Ghini y Claudia Gerini), el divorciado (Pierfrancesco Favino) atrapado entre su mujer actual y su ex (Carolina Crescentini y Valeria Solarino), los adolescentes que viven su primer amor (Elisa Visari y Renato Raimondi), la anciana tía (Sandra Milo) y muchos niños, en un vals de situaciones personales e interpersonales que, debido a acontecimientos imprevistos, desembocan en un torbellino de reproches y planos secuencia que persiguen a los actores alrededor de 360 grados, o se entretienen en sus rostros cuando gritan o lloran (el director de fotografía es el norteamericano Shane Hurlbut, que también trabajó con el director en e padres a hijas). 

Es una película verdaderamente Mucciniana, convulsiva, visceral y, en ocasiones, exagerada, que pretende sondear la complejidad del alma y las relaciones humanas –entre las vidas incompletas, la búsqueda de la felicidad, la hipocresía y la conciliación– a través de la unidad familiar, un lugar del que huimos pero al que siempre volvemos, donde las personas que deberían conocernos mejor que nadie en realidad no nos conocen en absoluto, y donde es fácil esconder la verdad y luego escupirla de vuelta en la cara del otro de la peor manera posible.

Producida por  Lotus Production con Rai Cinema,  A casa tutti bene estará en los cines italianos a partir del miércoles 14 de febrero con la compañía 01 Distribution, que distribuirá más de 500 copias.

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(Traducción por Marta Quirós)

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