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PELÍCULAS Italia

Crítica: Io c’è

por 

- Alessandro Aronadio dirige una comedia que hace uso de las religiones, creencias, mitos y supersticiones de nuestro presente

Crítica: Io c’è
Edoardo Leo (en el centro) en lo c'è

Al comienzo, las monjas, todas vestidas de negro, se ven a cámara lenta. La referencia a los créditos de inicio de Reservoir Dogs de Quentin Tarantino es evidente. Io c'è [+lee también:
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, de Alessandro Aronadio (Orecchie [+lee también:
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), nos ofrece una comedia de principio a fin, mofándose de las religiones, creencias, mitos y supersticiones actuales usando sus propias prácticas y reglas.

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Massimo (Edoardo Leo, Smetto quando voglio [+lee también:
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) es un "pícaro" italiano de libro, el propietario de un B&B en el centro de Roma, cuyo negocio está limitado por restricciones fiscales. Mira con recelo como un convento llevado por monjas al otro lado de la calle recibe turistas, que dejan unos regalos inesperados y abundantes cuando se van. Todo completamente libre de impuestos.

Massimo se da cuenta de que, si quiere evitar pagar impuestos, tiene que crear un "lugar de culto". Después de intentar entrar en los círculos más o menos restringidos del catolicismo, judaísmo y el islam con varios encuentros más bien hilarantes, Massimo tiene una especie de "revelación" y decide crear una nueva religión. Con la ayuda de su hermana contable Adriana (Margherita Buy) y el novio de su ex mujer Marco (Giuseppe Battiston), una especie de gurú-escritor al que nadie en realidad lee; el protagonista propone el “Ionismo,” una religión que sitúa al individuo en el centro del universo. "Tu único Dios eres Tú."

En este punto de la trama, a los escritores les resulta bastante fácil (el director, junto a Renato Sannio, Edoardo Leo y Valerio Cilio) recurrir en gran medida a la infinidad de sectas inverosímiles dirigidas por los denominados predicadores iluminados, a menudo con divertidos resultados. Según confesó, a Aronadio le recordó a la Iglesia Pastafari, originada hace años en EEUU, que adora al Monstruo de Espagueti Volador o, a otro nivel, a las Asambleas de Dios, un movimiento evangélico de Brasil con millones de adeptos que afirman que Dios puede manifestarse en cualquier persona. Con una tenacidad laica y destructiva, hasta el punto de arriesgarse a ofender la sensibilidad religiosa de aquellos que no consiguen embarcarse en la parodia, la película encuentra su fuerza en la figura despreocupada de Massimo, que está bien acompañada por los dos coprotagonistas, a pesar de que a veces se puede llegar a perder en sketches inofensivos. 

Podría argumentarse que esta película considera que podemos tener ética sin un Dios y que la moral humana funciona sin religión. También se puede sugerir que es un análisis político sobre la retórica mesiánica de algunos movimientos que se expresa a través de nuevos canales sociales.

La película, producida por Italian International Film, está en los cines italianos desde el 29 de marzo de la mano de Vision Distribution.

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(Traducción por Begoña Carrasco González)

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