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TRIBECA 2018

Crítica: The Saint Bernard Syndicate

por 

- Mads Brügger añade a su característica inclinación por la provocación social una mezcla de humor y bochorno en su primer largometraje de ficción

Crítica: The Saint Bernard Syndicate

El danés Mads Brügger es responsable de algunos de los documentales más controvertidos de la pasada década, como Red Chapel o Ambassador, donde abordaba la infracción de los derechos humanos en Corea del Norte y África Central mediante métodos poco ortodoxos como la suplantación de la personalidad o la cámara oculta. Ahora está de regreso con su primer largometraje de ficción: The Saint Bernard Syndicate [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, estrenado a escala mundial en Tribeca y ganador allí de los premios al mejor guion, para Lærke Sanderhoff, y de mejor actor, para Rasmus Bruun (leer más al respecto). La cinta, que contiene sin lugar a dudas el carácter provocativo que ya es marca de la casa Brügger, es irreverente, humor políticamente incorrecto y situaciones bochornosas. 

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Dos daneses incompetentes procedentes de familias adineradas intentan montar un negocio de cría de perros San Bernardo en China, entre cuya clase alta parece que se están poniendo de moda. Sin embargo, ya desde el principio, cuando vemos a Frederik (Frederik Cilius) tratando de buscar un socio para su negocio, nos preguntamos cómo un tipo de semejante arrogancia y probable ignorancia total puede estar seguro de que tal dato sobre los animales es cierto. En una reunión de su elitista residencia, identifica a Rasmus (Bruun), un vendedor de muebles de pelo blanco y carácter extraño al que solía acosar en la escuela y al que convencerá para participar en la arriesgada empresa.

El padre de Frederik tiene unos cuantos millones, oye la petición de ayuda de su hijo pero se niega a concederle un préstamo alegando que no tiene madera para los negocios. La nueva humillación de su padre no lo arredra: Frederik roba el San Bernardo de su padre, llamado Dollar, y lo lleva a China junto con Rasmus. Mientras tanto, su socio ha descubierto que padece una esclerosis lateral amiotrófica incurable ("Lo que tuvo Stephen Hawking", explica el médico), lo que le animará a sacar el máximo partido a su viaje por China.

La pareja llega a Chongqing, probablemente la ciudad con mayor densidad demográfica del mundo y uno de los centros neurálgicos de China en el ámbito de los negocios. Allí pelearán contra sus propias ignorancia y su impotencia a cada paso, como en las vergonzosas entrevistas con posibles empleados locales, donde logran traspasar los límites de la decencia para cualquier cultura, o en sus meteduras de pata ante posibles inversores. Para muestra, las de un banquero riquísimo que ha construido su propio castillo o la de un empresario sospechoso que bien podría tener conexiones con el crimen organizado.

The Saint Bernard Syndicate es una película con una estética veloz y barata y un contenido de lujo que se apoya en el choque de culturas y en el fracaso personal y que brinda un montón de carcajadas incómodas. Los dos antihéroes (ambos actores de éxito en Dinamarca) son bichos raros a los que parece darles igual todo e ineptos en casi todo lo que hacen. La arrogancia y el mesianismo de Frederik contrastan satisfactoriamente con la dudosa autoestima y los esporádicos arrebatos de confianza de Rasmus.

Buena parte de la narración transcurre en China de la mano de actores aficionados del lugar, lo que añade una dimensión chirriante a la relación entre la superioridad característica de los colonos daneses y las costumbres monolíticas de los lugareños. Aquí nadie entiende a los del otro bando y nadie lo intenta. Cada cual se mantiene firme en su intolerante percepción del mundo y su ciega obcecación en cuanto al papel que cada uno interpreta. En este sentido, The Saint Bernard Syndicate es puro Brügger. 

The Saint Bernard Syndicate es una producción de la danesa Meta Film Rights. Level K gestiona sus ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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