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CANNES 2018 Cannes Classics

Crítica: Bergman: A Year in a Life

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- CANNES 2018: Jane Magnusson presenta un documental, con luces y sombras, sobre el año 1957 en la vida de Ingmar Bergman, el año en que realizó algunos de los trabajos más importantes de su carrera

Crítica: Bergman: A Year in a Life

“No volveremos a ver un artista como él en Suecia”, dice Stefan Larsson, un director entrevistado en el Teatro Real de Arte Dramático de Estocolmo, sobre quien fue su jefe y mentor, y quizás también su torturador. Ingmar Bergman sigue siendo un personaje contradictorio y no sólo en su país. Por un lado, es el genio indiscutible de la cultura que ejerce su poder con mano de hierro, un ejemplo típico de espécimen sagrado de género masculino que en la actualidad está siendo juzgado y censurado por su recurrente falta de ética. Por otra, es el celebrado creador de un arte cinematográfico insuperable, un gran maestro de orgullo nacional, quien, de estar vivo, habría cumplido 100 años en 2018.

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Jane Magnusson, una prolífica crítica de arte y entretenimiento que ha incursionado con éxito en la escritura de guiones y en dirección de cine —escribió la exitosa comedia The Swimsuit Issue [+lee también:
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(2008), una potencial inspiración para Le Grand Bain [+lee también:
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, la película que ha presentado este año en Cannes— comenzó su viaje hacia Bergman en 2013 con el documental Descubriendo a Bergman, donde grandes figuras del cine como Wes Anderson, Claire Denis, Michael Haneke, Martin Scorsese y Zhang Yimou comentaban la obra del director sueco.

Ahora Magnusson vuelve con Bergman: A Year in a Life [+lee también:
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, proyectada en Cannes Classics, donde una directora bien preparada se acerca a su objetivo sin olvidar la vieja frase “conoce a tu enemigo”, ya que en las entrevistas promocionales prepara al espectador para un análisis duro, con luces y sombras. El resultado es una buena investigación que se toma su tiempo para ser crítica. Es un documental suntuoso, entretenido, exigente, serio y hasta un poco —¡horror!— reverente.

Centrarse en 1957 fue una gran idea. Aquel año, Bergman expandió sus límites: estrenó El séptimo sello, escribió y grabó Fresas salvajes y En el umbral de la vida, produjo dos obras de teatro, incluida una versión de Peer Gynt de cinco horas de duración, dos radioteatros y una producción para televisión. También se relacionó sentimentalmente con tres mujeres, de forma simultánea. Ya tenía unos seis hijos (¿o eran cinco? No estaba seguro).

“¿Consumía drogas?” pregunta la vigorosa voz en off de Magnusson. “Supongo que en la actualidad diríamos que tenía algún tipo de enfermedad no diagnosticada”, añade el actor Mikael Persbrandt. “Fassbinder consumía anfetaminas, así que puede que Bergman fuese adicto al sexo”, especula la directora Suzanne Osten. Aparecen unas 40 personas entrevistadas, muchas de las cuales trabajaron con Bergman o se relacionaron con él de alguna manera. Es un grupo selecto formado por nombres como Gunnel Lindblom, Liv Ullmann, Elliott Gould, Dick Cavett, Roy Andersson y muchos otros que, aunque aparezcan en pantalla unos pocos segundos, añaden gran valor a la cinta.

Además de las entrevistas, Magnusson también añade material interesante: trata temas controvertidos como la admiración ingenua de Bergman por la Alemania Nazi en su juventud, o sus actitudes totalitarias a la hora de crear o destruir una carrera profesional. Otro material inédito es la entrevista al hermano mayor de Bergman, Dag, grabada en Macao en 1977, pero que fue bloqueada por un hombre que desvió su camino con sólo levantar un teléfono (o un dedo). Dag aclara algunas cosas: primero y principal, que era él, y no Ingmar, quien recibía los golpes de su estricto padre, un tema que Ingmar plasmó una y otra vez en películas y biografías como la elogiada La linterna mágica, un libro cuya verosimilitud deberá tomarse con reservas, según sugiere el documental.  

Aparte de un final un tanto sentimental, donde algunas de las figuras internacionales elogian con respeto al artista, se trata de una propuesta inteligente y sobria, que da a Bergman más de lo que merece en una cuidadosa mezcla de crédito y descrédito. La película se aleja de cualquier especulación relacionada con el movimiento #MeToo. Puede que Bergman haya cometido seis de los pecados capitales (sus úlceras le impedían la gula), pero todas las relaciones que mantuvo fueron, hasta que se demuestre lo contrario, consentidas con personas adultas.

Bergman – A Year in a Life ha sido producida por B-Reel Films, mientras que The Match Factory gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés por Carolina Benítez)

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