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MÚNICH 2018

Crítica: Fly Rocket Fly

por 

- Oliver Schwehm presenta un documental electrizante, si bien algo incompleto, sobre la vida del pionero científico de cohetes Lutz Kayser

Crítica: Fly Rocket Fly

“Hace dos años, me ofrecieron un billón de dólares para construir una base de lanzamiento en Arabia Saudí. Pero no hubiera salido con vida de aquello y, de todas formas, no me interesaba”. Es lo que dice el pionero científico de cohetes alemán Lutz Kayser, entrevistado desde su isla privada en el Pacífico en Fly Rocket Fly [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, el documental de Oliver Schwehm. Su tono informal es comprensible, dada la cantidad de ofertas parecidas que ha recibido desde el éxito inicial de su compañía aeroespacial OTRAG (Transporte Orbital y Cohetes), la primera empresa comercial de este tipo, que fundó en Stuttgart en 1975. Y sin embargo, Kayner nunca cruzó la línea decisiva de transformar sus conocimientos en un negocio de fabricación de armas. El documental de Schwehm, sobre un hombre que fue algo así como un Elon Musk del siglo XX, acaba de estrenarse mundialmente en la sección Spotlight del Festival de Cine de Múnich.

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Kayser, una figura muy polémica, fue atacado tanto por los medios como por los políticos, pero recibió el firme apoyo de un grupo de científicos que trabajaron con ahínco junto a él para desarrollar la tecnología de cohetes utilizando materiales asequibles. Schwehm entra en los pormenores, relatando la trayectoria de Kayser de estudiante empollón a exitoso científico de cohetes con talento para meterse en problemas. Poco después del nacimiento de OTRAG, con la prohibición legal de realizar pruebas con sus cohetes en Europa, firmó un contrato con el dictador militar del Zaire (hoy la República Democrática del Congo) Mobutu Sese Seko, para el uso de 100.000 km² de territorio congolés sin restricciones, con el propósito de hacer pruebas y lanzamientos de cohetes.

Estructurado en orden cronológico utilizando vídeos privados, narraciones e imágenes de archivo junto con entrevistas contemporáneas, el enfoque de Schwehm se ciñe a unos estándares bastante convencionales. La película plantea cuestiones de lo que está bien y mal en una disciplina científica altamente influida por la política, y el mundo alrededor de Kayser ofrece una prueba ejemplar de hipocresía. Cuando fundó OTRAG, en plena locura por el aterrizaje en la luna, se extendió el rumor de que su pequeña e independiente compañía alemana estaba desarrollando sus propios cohetes. Todavía con el temor hacia cualquier cosa potencialmente explosiva proveniente de Alemania tan poco tiempo después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo exterior comenzó a entrar en pánico. A la vez, dos destacados científicos de cohetes alemanes cuyas raíces se remontan a la era nazi, Wernher von Braun y Kurt H. Debus, creadores de la célebre bomba volante V-2, se convirtieron en los pilares del programa espacial estadounidense para el ejército de Estados Unidos y la NASA – colaborando en OTRAG al mismo tiempo.

Desde el principio, entre los participantes en la aventura de la construcción de cohetes de Kayser estuvo el ingeniero aeroespacial Frank Wukasch, que documentó todos los incipientes proyectos de Kayser con su cámara Hasselblad. Lo que le otorga a Fly Rocket Fly su cualidad electrizante son sus fascinantes imágenes de la era dorada de OTRAG, sobre todo las de Zaire. También es encomiable la habilidosa edición de Mechtild Lehning, Gerolf Karwath, Isabelle Christiaens y Béatrice Aullen, cuya elegante labor en ocasiones transforma la película en una experiencia con rasgos de thriller. Schwehm es reacio a emitir juicios, a pesar de su evidente simpatía hacia los logros de los científicos. También resulta revelador que se centre sólo en ciertos periodos de la vida de Kayser, omitiendo su estancia de 18 años en Libia y su amistad con el ex dictador Muammar Gaddafi. Poco después de la finalización de la película, Kayser falleció.

Fly Rocket Fly ha sido producida por la alemana Lunabeach TV und Media GmbH, coproducida por las alemanas Radio Bremen y SWR, y las belgas RTBF Unité Documentaire y Novak Production. Magnetfilm GmbH maneja las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés por Marta Quirós)

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