31/08/2022 - VENECIA 2022: Glory Kevin es la sorprendente protagonista del conmovedor film de Roberto De Paolis sobre la vida de una joven prostituta nigeriana

¿Quiénes son los extraños que vemos pasar por nuestras carreteras? ¿Qué quieren, cómo es su vida, cómo se llaman? Uno de ellos se hace llamar Princess, pero no da su nombre a los clientes que se lo preguntan cuando se detienen al borde de ese bosque que empieza en Roma y termina en la costa. Ella responde Pamela o Isabella, y ríe. Glory Kevin, alias Princess, es la sorprendente protagonista de Princess [+lee también:
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entrevista: Roberto De Paolis
ficha de la película], la película de Roberto De Paolis y el título que inaugura la competición Orizzonti de la 79ª edición del Festival de Venecia. Escribimos sorprendente porque nadie espera que una joven nigeriana inmigrante ilegal de 19 años que se prostituye en un bosque de pinos en las afueras de la capital (“las mujeres blancas trabajan en el centro”) pueda generar una paleta tan amplia de emociones y sentimientos y comunicarlos al espectador con una frescura y atractivo que un actor profesional no posee.

Roberto De Paolis debutó en 2017 con Corazón puro [+lee también:
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entrevista: Roberto De Paolis
ficha de la película], presentada en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes, una película que situaba una historia de amor entre el aparcamiento de un centro comercial suburbano y un gran campamento gitano. En su segundo largometraje, ha cambiado su mirada, pero no mucho, y ha modificado por completo la estructura de la película. Escribió la historia junto con las chicas nigerianas que luego la protagonizaron, incorporando elementos de ficción para dar credibilidad con historias protagonizadas por actores profesionales.

Por lo tanto, hay una perspectiva de drama sobre víctimas del tráfico sexual, que a menudo son subyugadas por el juramento “juju”, un ritual que las une a la madam, la persona a quien envían el dinero de los clientes. Son chicas muy jóvenes que llevan sobre sus hombros la carga de la explotación sexual diaria y al mismo tiempo la responsabilidad de mantener a sus familias en su país de origen. En Princess, esta precepción surge directamente de los diálogos de las protagonistas, sin los filtros de conmiseración evidente. La otra perspectiva es la de la historia personal de la protagonista. Princess expresa una alegría de vivir que ninguna esclavitud puede reprimir, incluso cuando es traicionada por la vida de manera sistemática. Su mejor amiga es Success (Sandra Osagie): bromean, se abrazan, se insultan la una a la otra (uno de los insultos es “puta gratis”) y se pelean mucho. Desde el nombre de la protagonista a los créditos estilo Disney, la película se define engañosamente como un cuento de hadas porque estamos hablando de una chica despreocupada de 19 años. Princess/Caperucita Roja (lleva puesta una peluca fucsia mientras trabaja) opera en un bosque y el director pone a varios lobos en su camino: el cliente rico (Maurizio Lombardi) que la lleva en su Ferrari blanco de ensueño (o de selfie para que sus amigas se mueran de envidia); el taxista maníaco (Salvatore Striano); el cándido Corrado (Lino Musella), que busca setas y da de comer a las palomas pero odia a los seres humanos. La lleva a su casa, le enseña a conducir y la quiere para él, pero será otra ilusión/decepción. Por eso el dinero es una obsesión para Princess. Es lo único a lo que puede aferrarse, y su cuerpo es lo único que tiene. Madam le dijo que no están usando su cuerpo y que otra mujer sentirá el dolor por ella. Princess nos hacer reír y nos emociona porque después de 110 minutos ya no es una extraña, sino una chica de 19 años como cualquier otra. Tan libre como los zorros que recorren el bosque.

Princess ha sido producida por Young Films y Indigo Film y Rai Cinema. En Venecia, Princess entra en el circuito de los festivales, pero puede aspirar a una distribución internacional, empezando por su adquisición por la compañía italiana Lucky Red.

(Traducción del italiano)