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CANNES 2023 Competición

Crítica: La quimera

por 

- CANNES 2023: Alice Rohrwacher vuelve a sus personajes a los márgenes, con un toque de misterio etrusco, a través de un zahorí extranjero en una banda de profanadores de tumbas en la Italia de los 80

Crítica: La quimera
Josh O'Connor (centro) en La quimera

"Arthur iba en busca de un viaje al más allá". Hay un breve momento en La quimera [+lee también:
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, el cuarto largometraje en competición de Alice Rohrwacher en la 76ª edición del Festival de Cannes, en el que algunos de los asistentes a la fiesta, que se encontraban quemando haces de leña, miran a la cámara y revelan la esencia de la película. Arthur —el británico Josh O'Connor, deslumbrante protagonista de Tierra de Dios [+lee también:
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, más conocido como el joven e introvertido príncipe Carlos en la serie The Crown— es un desconocido del que no sabemos nada y que no habla demasiado. Regresa al centro de Italia para vivir en un cuchitril en las afueras de un suburbio de Tuscia, en el mar Tirreno, que es la ciudad natal de su amada Beniamina (Yle Vianello), que ya ha pasado a mejor vida. Es la década de 1980 y Arthur acaba de unirse a un grupo de mala muerte de "profanadores de tumbas" que se dedican a saquear yacimientos arqueológicos antiguos para el mercado negro del arte. Sus amigos saqueadores de tumbas lo veneran —y lo explotan—  por su habilidad de zahorí para excavar tumbas etruscas con la única ayuda de un simple palo bifurcado. Como su única alternativa al robo de fíbulas es visitar a la angustiada Flora (Isabella Rossellini), la madre de Beniamina, le da igual que, un día, cuando les siguen los Carabinieri, le dejen tirado y acabe en la cárcel. Y el dinero tampoco le importa, ya que lo único que le interesa es admirar la belleza de esas magníficas joyas que encuentran entre los objetos funerarios de las tumbas de mujeres etruscas, antes de venderlas al escurridizo traficante Spartaco.

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Rohrwacher permanece en la línea de su característico cine de derivación documental, en el que el paisaje refleja una cultura en constante evolución, con sus mutaciones y contradicciones. Con un instinto antropológico ultracontemporáneo, la directora describe la relación que une a los personajes con el entorno en el que se mueven y con el que chocan. "Me gustan mucho los personajes y los períodos de transición" (dicho en una entrevista para Sight & Sound, nº 25, 2015). En El país de las maravillas [+lee también:
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(galardonada con el Gran Premio en Cannes 2014), era Wolfgang, el "cuerpo extraño", el personaje de transición, con su familia y sus ilusiones postutópicas; en este caso, los personajes de transición los constituyen Arthur y la banda de orgullosos y jóvenes saqueadores manipulados por los grandes traficantes de arte. Rohrwacher ofrece recuerdos históricos y sociales, y defiende la alteridad de sus personajes marginados, sus "fantasmas de la historia" (dicho en una entrevista para Cinéaste, nº 4, 2015). Pero en lugar de nostalgia melancólica por esos "mundos aparte", por la ruralidad perdida con todas sus manifestaciones folclóricas, sentimos desencanto al observar la pérdida del sentido de identidad y de pertenencia a una cultura. Cuando se muestra la formación de una pequeña comunidad de mujeres-madres e hijos, no nos hacemos ilusiones en cuanto a la supervivencia de este experimento hippie, pues sabemos cómo se desenvolvieron las cosas en los treinta años siguientes.

Rohrwacher utiliza tres formatos cinematográficos distintos —la precisión del 35 mm para resaltar los matices de los frescos de la tumba, que nos hacen pensar en cierta manera en El color de la granada de Sergej Paradžanov, el cuerpo y el dinamismo del Super 16 mm, y propio el 16 mm, caracterizado por su estilo amateur y onírico—, al tiempo que sigue las aventuras del sustancioso reparto (que incluye a Carol Duarte, Vincenzo Nemolato, Lou Roy Lecollinet, Giuliano Mantovani y, en un papel inusual, la hermana del director, Alba Rohrwacher), sin detenerse demasiado en la naturaleza de los personajes y sus relaciones, como ya hizo en El país de las maravillas y en Lazzaro feliz [+lee también:
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. En su lugar, sitúa la película en una dimensión de otro mundo, similar a la misteriosa civilización etrusca perdida. Arthur se considera responsable de la muerte de Beniamina y sigue el hilo de Arianna que le tiende su amante, adentrándose cada vez más en el mundo de los espíritus, casi deseando que el suelo lo engulla, lo cual supone toda una representación simbólica del dolor tal y como lo conocemos.

La quimera ha sido producida por tempesta junto con RAI Cinema, en coproducción con las francesas Ad Vitam Production y ARTE France Cinéma, y las suizas Amka Films Productions y RSI. La alemana The Match Factory se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)


Galería de fotos 27/05/2023: Cannes 2023 - La quimera

23 fotos disponibles. Desliza hacia la izquierda o la derecha para verlas todas.

Alice Rohrwacher, Alba Rohrwacher, Josh O'Connor, Carol Duarte, Vincenzo Nemolato
© 2023 Fabrizio de Gennaro for Cineuropa - fadege.it, @fadege.it

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