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CANNES 2014 Competición

Sueño de invierno: el pequeño teatro de la conciencia

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- CANNES 2014: Nuri Bilge Ceylan diseca los aspectos de la comedia humana en un hotel aislado de la Anatolia central; gran cine en la competición por la Palma de Oro

Sueño de invierno: el pequeño teatro de la conciencia

"La conciencia no es más que una palabra que usan los cobardes, inventada al principio para tener a los fuertes a raya”. Esta cita del Ricardo III de Shakespeare, enunciada en plena embriaguez por uno de los personajes de Sueño de invierno [+lee también:
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, la nueva película de Nuri Bilge Ceylan, presentada en competición en el 67Festival de Cannes, entrega sin duda una de las principales claves para interpretar una obra que radica en las raíces del teatro del maestro inglés y adaptada con genio al mundo turco. Disecando como un entomólogo las múltiples facetas de la comedia humana, tomándose su tiempo (3 horas y 16 minutos) para desarrollar una historia en donde los secretos emergen progresivamente, haciendo una demostración depurada de la ciencia del trabajo del director, la película abraza una vasta ambición filosófica condensada bajo la simplicidad aparente de las peripecias de la existencia de un trío de propietarios de un hotel en medio de las cuevas y las colinas de la Anatolia central. Pero el fuego aguarda bajo esta tierra tranquila a la espera del invierno.

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Aydin (un formidable Aluk Bilginer) es un hombre rico de la región. Antiguo actor (de teatro), se ha hecho cargo del establecimiento familiar y posee varias casas alquiladas en la ciudad vecina. Al delegar la gestión de los problemas rutinarios a su intendente Hidayet (Ayberk Pekcan), pasa sus días en una oficina aislada, redactando editoriales para la gaceta local La voz de la estepa, da vueltas a sus historias del pasado y decide continuar aprovechando su cómoda vida: "mi reino es pequeño, pero en él soy el rey”. Mucho más joven que él, su mujer Nihal (Melisa Sözen) se ocupa de iniciativas de caridad. Junto a ellos viven la hermana de Aydin, Necla (Demet Akbag), divorciada y ociosa. El final de la temporada turística llega a su fin, el barrio invade las carreteras y se anuncian las primeras nieves. Pero un incidente va a agrietar esta ordenada calma, con una familia inquilina de Adyn, amenazada de ser expulsada, que ya había sufrido un embargo, y uno de cuyos miembros, el profesor del Corán Hamdi (Serhat Kiliç), hace todo lo posible por obtener el perdón y la confianza de un Aydin incómodo y exasperado por este cortés acoso. Y Necla, en pleno sufrimiento ("¿cómo he podido dejar Estanbul para enterrarme con vosotros en este agujero?”), se entromete, machacando a su hermano con discusiones sobre qué conducta adoptar frente al mal, antes de agredir su modo de vida, su complacencia y su manía de dar lecciones sobre temas que no conoce. Aydin le vuelve a pasar la pelota con fuerza ("ningún hombre puede suportar tal lengua viperina”), pero el asunto se refuerza más cuando descubrimos que él y su mujer Nihal viven desde hace dos años vidas totalmente paralelas bajo el mismo techo, tras un largo periodo de enfrentamientos, en un armisticio que no va a durar mucho...

Repleta de diálogos de altos vuelos y filmada a la perfección, Sueño de invierno es un largometraje que reclama atención y paciencia, dos cualidades a veces degradadas en la dictadura de la rapidez contemporánea, pero que se antojan infinitamente apreciadas en la historia del séptimo arte. Estudiando en profundidad los falsos pretextos, los conflictos y las sombras de los sentimientos humanos, Nuri Bilge Ceylan bosqueja también un interesante cuadro sobre las clases sociales (los propietarios, los sirvientes, los profesores, los pobres), un tema que siempre trata y que salpica esta vez de toques de humor. Y la mecánica existencialista sofisticada de este pequeño teatro turco lo convierte, incontestablemente, en gran cine (y muy exigente) a la altura de las obras precedentes de un cineasta ya vencedor en Cannes (dos Grandes Premios del Jurado con Lejano en 2003 y Érase una vez en Anatolia [+lee también:
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en 2011, y premio al mejor director por Tres monos [+lee también:
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en 2008.

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(Traducción del francés)

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