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BERLINALE 2017 Competición

Bright Nights: la ambigua epifanía de una relación padre-hijo

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- BERLÍN 2017: Tras la aventura Oro, Arslan participa de nuevo en la Berlinale con el viaje de un padre que se despide de su progenitor y que intenta reanudar la relación con su hijo

Bright Nights: la ambigua epifanía de una relación padre-hijo
Georg Friedrich y Tristan Göbel en Bright Nights

Cuatro años después de su película anterior, Oro [+lee también:
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, una aventura estadounidense que compitió en la Berlinale, el director alemán Thomas Arslan participa de nuevo con una película ambigua a pesar de su título, Bright Nights [+lee también:
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, que recupera el minimalismo y el trabajo sobre la banalidad de otra de sus películas anteriores Vacation [+lee también:
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(presentada en la sección Paronama en 2007) y que también está condicionado (muy lentamente, pero con seguridad) por la espera de una epifanía de tipo familiar que romperá discretamente, durante unos instantes, la parálisis de los sentimientos.

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La relación, o al menos el intento de una relación, que describe la película es la de Michael (Georg Friedrich, también protagonista de otra película de la competición Wild Mouse [+lee también:
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), jefe de obra y padre ausente cuyo padre, que también se distanció de su familia, acaba de fallecer y va a enterrarlo en Noruega, junto con su hijo Luis (Tristan Göbel, el adolescente al que ya acompañamos en su paseo en coche en la brillante y divertida Tschick [+lee también:
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de Fatih Akin), que sigue a Michael en su viaje a Escandinavia pero que se muestra reacio a retomar la relación. En silencio, sin tocarse, padre e hijo emprenden juntos, paradójicamente, un periplo del que sabemos que su único interés, tanto para uno como para el otro, es el de intentar conocerse, a pesar de todo.

En esta aventura noruega salvaje pero representada como tierna, o al menos rodada con la misma falta de entusiasmo que la de nuestros dos excursionistas, seguimos en tiempo real su partida sin alegría, al padre sin aliento detrás del adolescente que, enfurruñado y con los auriculares puestos, hace todo lo posible por rechazar los torpes intentos de su padre por entablar una conversación y por compartir algo. Es como si, hasta ese momento, el padre y el hijo hubieran vivido sin necesitar al otro, sin buscar la atención del otro, sino en base a otro equilibrio que este lento viaje pone en tela de juicio. Como ejemplos, encontramos las frases, para nada casuales, utilizadas por Michael cuando le pregunta a Luis si quiere dar marcha atrás o “arriesgarse” a continuar el camino, y por Luis, cuando acusa a su padre de querer “tenderle una trampa”.

De ese modo, el espectador comparte la espera de dos personajes que quieren a toda costa no esperar nada del otro, ya que saben que una vez de vuelta en Alemania se encontrarán con el sufrimiento habitual de su situación anterior, casi idéntica, a la mirada vacía de Michael a través del cristal, que abre y cierra la historia.

Bright Nights, una producción de Schramm Film Koerner & Weber en coproducción con FilmCamp, WDR y Mer Film (Noruega), será vendida internacionalmente por The Match Factory.

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(Traducción del francés)

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