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SAN SEBASTIÁN 2017 Competición

Crítica: Handia

por 

- SAN SEBASTIÁN 2017: Aitor Arregi y Jon Garaño demuestran sensibilidad, control y mesura en esta cuidada y emocionante recreación de un hecho real, sin descuidar jamás su halo de épico romanticismo

Crítica: Handia
Eneko Sagardoy y Joseba Usabiaga en Handia

Hace tres años se presentó en la sección oficial del Festival de San Sebastián un film, hablado en euskera, de una delicadeza extraordinaria, intimidad arrolladora y fuerte emoción, dirigido por Jon Garaño y Jose Mari Goenaga: Loreak (Flores) [+lee también:
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. En la esta edición actual, la número 65 del certamen vasco, otro film hablado en el mismo idioma, pero esta vez dirigido por el mismo Garaño y Aitor Arregi (aunque Goenaga ha estado en un segundo plano, tanto en la co-escritura del guion –junto a los directores y Andoni de Carlos- como en la dirección de la segunda unidad y la producción): se trata de Handia [+lee también:
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entrevista: Aitor Arregi y Jon Garaño
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, un film histórico, de mayor presupuesto y espectacularidad que el anterior, pero revestido de aquella misma sensibilidad y capacidad de emocionar.

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Porque Handia logra el milagro de ser épica e íntima a la vez. A pesar de revivir, con una meticulosidad nada presuntuosa, un hecho acaecido en el siglo XIX, sobre un hombre que no paraba de crecer, la película es, sobre todas las cosas, un drama familiar, con el conflicto asentado en la relación entre dos hermanos (magníficos sus dos intérpretes: Joseba Usabiaga y Eneko Sagardoy), separados por una guerra y una manera distinta de afrontar el futuro. Con algo también de film de aventuras y drama de época, los cineastas no se han dejado seducir por el despliegue presupuestario y de producción –mayor que en los trabajos previos de ambos, tanto juntos como por separado- y han sabido agarrar las riendas de lo que querían contar para llegar, poco a poco y sin pretensiones, hasta el corazón del público.

Aunque Handia al principio y por su planteamiento argumental pueda recordar a historias con las que mantiene paralelismo, donde se exhibía a pobres criaturas en espectáculos de feria, como El hombre elefante, de David Lynch, Arregi y Garaño no dejan de reivindicar a otro David: Lean. Efectivamente, como en La hija de Ryan o Pasaje a la India, el espectáculo y la suntuosidad están al servicio de la trama, con su complejidad psicológica por las relaciones tensas de sus personajes centrales. Por eso mismo, los numerosos efectos especiales del film no son exhibidos como proezas olímpicas para asombrar al espectador, sino integrados en y subordinados a un argumento donde eran necesarios para hacer creíble la historia del coloso vasco que la protagoniza.

Asimismo, a pesar de que las imágenes del film parecen vendernos una película espectáculo, Handia es eso y mucho más: una profunda historia de amor fraternal que, en su desarrollo, aborda con sutiles detalles otros asuntos espinosos como la ambición por la fama, la construcción de mitos, la identidad territorial, el mercantilismo bestial, la imparable mutación de la sociedad, el cambio constante, el choque de épocas y la perversión de uno mismo en busca de un éxito cuestionable. Abordando temas tan candentes y actuales, Handia resulta ser una epopeya clásica en su forma (y en su estilo narrativo, donde no hay una nota discordante ni un subrayado innecesario), pero absolutamente contemporánea.

Handia es una producción de las compañías vascas Irusoin, Aundiya Film A.I.E., Moriarti Produkzioak y Kowalski Films S.L.. Cuenta con la colaboración de ETB, Euskaltel y TVE, y con el apoyo del Gobierno Vasco, Diputación Foral de Gipuzkoa y el ICAA. De sus ventas se encarga la agencia de Barcelona Film Factory Entertainment y en España se estrena en salas, el 20 de octubre, de la mano de A Contracorriente Films.

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