06/09/2017 - VENECIA 2017: La actriz Sara Forestier presenta a concurso en las Jornadas de los Autores su primera película como directora, en la que relata un amor visceral que supera todo obstáculo comunicativo

Ella no habla pero escribe mucho. Él es un charlatán pero no sabe leer. A partir de tal paradoja de la comunicación, o de su aparente imposibilidad, arranca M [+lee también:
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entrevista: Sara Forestier
ficha de la película], el delicado y sorprendente debut tras la cámara a sus 30 años de edad de Sara Forestier, actriz revelación de La escurridiza, o cómo esquivar el amor [+lee también:
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ficha de la película], de Abdellatif Kechiche, que le valió en 2005 el César a la mejor actriz revelación. Tal promesa la mantuvo tanto con toda una serie de papeles en el cine (ganó el César a la mejor actriz en 2011 por Los nombres del amor [+lee también:
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ficha de la película]) y la mantiene ahora con su primer largometraje tras la cámara, seleccionado como parte de las Jornadas de los Autores de la 74ª Mostra de Venecia. Con él demuestra tener las ideas claras y una aguda sensibilidad.

Escrita, dirigida y parcialmente montada por la propia Forestier, M arranca como un drama de la palabra, se desarrolla como una historia de amor con una doble minusvalía y concluye como un himno liberatorio a la imperfección. Los protagonistas son Lila y Mo (encarnados por la propia directora y por el músico y humorista Redouanne Harjane, en el que es su primer papel protagonista en el cine). Lila tiene una invalidez por tartamudez que la obliga a permanecer en silencio, mientras que Mo nunca aprendió a leer ni a escribir. Por casualidad, se cruzan en la parada del autobús y se enamoran. El defecto de ella se manifiesta abiertamente y es claro; en cambio, él mantendrá en secreto el suyo hasta el final, pero no para el público: el espectador conoce desde el principio el problema de Mo y comprende su incomodidad cuando se ve delante de un texto escrito y cómo ve su defecto convertido en fuerza para Lila. Mo, para esconder el hecho de que no sabe leer los mensajes que ella le escribe, anima a la chica a hablar, a vencer la vergüenza, salvándola en cierto modo pero sin conseguir salvarse a sí mismo.

Con la contribución en la fotografía de Guillaume Schiffman (candidato al Oscar por The Artist [+lee también:
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entrevista: Michel Hazanavicius
ficha de la película]) y la participación en el reparto de Jean-Pierre Léaud como el padre un tanto caprichoso y alocado de Lila, la directora se rodea de nombres importantes para construir este universo complejo, hecho de sutiles dinámicas psicológicas, equilibrios a punto de romperse de un momento a otro y profundas carencias afectivas, manteniendo una sencillez de fondo y preponderando las miradas, las caricias y las sensaciones. Los dos protagonistas son opuestos totalmente y, sin embargo, resultan totalmente creíbles juntos (mención aparte merece el trabajo de Forestier sobre la tartamudez). Él es viril e impulsivo; ella es frágil y gentil. Saben hacer que sobre sus rostros aparezca toda una gama de emociones (desde la ternura hasta el deseo, pasando por la inseguridad y la agresividad) y se ve que la directora ama profundamente a sus personajes; también la pequeña Soraya (hermanita rebelde y selvática de Lila, encarnada por la graciosísima Liv Andren), que improvisa como profesora de escritura, un tanto chapucera, para Mo. En definitiva, un debut convincente, fresco y vivaz.

M es una producción de Chi-Fou-Mi Productions de cuyas ventas internacionales se encarga mk2 Films.

(Traducción del italiano)