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Carla Simón • Directora

“Aprendo mucho de la manera que tienen los niños de ver el cine”

por 

- BERLÍN 2017: Verano 1993 es el título del esperado debut en el largo de la cineasta catalana Carla Simón, presentado en la sección Generation KPlus

Carla Simón • Directora
(© Berlinale)

Verano 1993 [+lee también:
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, ópera prima de Carla Simón, fue seleccionada hace dos años en la Script Station de la Berlinale, y el año pasado participó en el Co-Production Market. La cineasta, formada en Estados Unidos e Inglaterra, nos desgrana algunos de sus detalles.

Cineuropa: ¿Fue grande la sorpresa ante la selección berlinesa?
Carla Simón:
Sí, ya lo creo: nos lo anunciaron el 2 de enero, así que fue una buena manera de empezar el año. Corrimos mucho para conseguir presentar la película a tiempo, porque rodamos el verano pasado, así que presentamos una primera versión de montaje y luego ya el definitivo.

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Tu película tiene bastante de autobiográfica ¿verdad?
La primera versión de guión consistió en recoger mis recuerdos, pero llegó un momento en que no sabía qué me había inventado y qué recordaba de verdad o me habían contado, pero sí, hay escenas que son tal cual las recuerdo y muchas otras que provienen de sensaciones o pensamientos. Yo perdí a mi madre cuando tenía seis años y mi padre ya había muerto cuando yo era muy pequeña; y el verano del 93 fue el primero con esta nueva familia: mis tíos y mi prima. Es mi historia, tal cual.

Supongo que rodar con niños no fue sencillo…
Es muy difícil. Hay gente que me pregunta qué método utilicé: no hay método, una va probando y a ver qué pasa… Yo tenía claro que los niños tienen que creerse, tanto como sea posible, lo que están haciendo, por eso hicimos ensayos muy largos con los actores adultos, para que pasaran muchas horas juntos y jugaran a ser una familia, creando intimidad. A las niñas les gustaba jugar a eso y nunca leyeron el guión: yo les contaba la escena o les lanzaba la frase cuando rodábamos, aunque sufríamos mucho cuando miraban a cámara.

Aparte de abordar el tema de la infancia en tus cortometrajes, también participas en el proyecto educativo Cine en curso.
Siempre, desde los 14 años, he trabajado con niños en cursos de verano: luego estuve estudiando en EEUU y lo dejé, pero en Londres creamos una organización para dar clases de cine a niños. A mi regreso a España contacté con Cine en curso para colaborar con ellos, porque me gusta mucho: soy muy militante porque tienen un método que funciona muy bien y los niños ven películas que no verían de otra manera. Se hace entre todos, se sienten parte y aprenden mucho. Yo aprendo mucho de la manera de ver e interpretar el cine de los niños.

Tu equipo de Verano 1993 es mayoritariamente femenino: algo no muy habitual, de lo cual no deberíamos estar hablando por ser algo excepcional…
Fue inconsciente y natural, elegí a la gente que creía adecuada para el proyecto y con la que fui hablando para colaborar. Como viví mucho tiempo en Londres, no tenía equipo en España, entonces tuve que crearlo para la película y no me fijé en el género de las personas, fue casualidad. Rodamos durante seis semanas, ocho horas al día, porque las niñas no tenían más tiempo. Fue súper rápido. El casting fue muy largo, de cinco o seis meses, y era complicado porque yo buscaba a alguien que me recordara a mí misma: para el personaje de Frida era importante que fuese urbana y que tuviera mundo interior, y la niña más pequeña debía transmitir inocencia, ternura y que todo le pareciera bien. Laia Artigas, la mayor, fue la última niña que vimos. Y la pequeña fue la única de cuatro años que realmente se entregaba a jugar con nosotros.

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