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Ziad Doueiri • Director

El insulto va de un conflicto interior, no del conflicto exterior”

por 

- VENECIA 2017: Cineuropa estuvo con el guionista y director libanés Ziad Doueiri, cuyo cuarto largometraje, El insulto, compite por el León de Oro

Ziad Doueiri  • Director
(© La Biennale di Venezia - foto ASAC)

El insulto [+lee también:
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,una obra que gira en torno a una calumnia motivada por racismo que acaba en una batalla en los juzgados, es el cuarto largometraje del multipremiado guionista y director Ziad Doueiri (tras West Beirut, Lila dice y El atentado [+lee también:
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). La cinta, presentada a concurso en el festival de cine de Venecia, es una producción de las estadounidenses Ezekiel Films y Cohen Media Group, la libanesa Douri Films, las francesas Tessalit Productions y Rouge International y la belga Scope PicturesIndie Sales gestiona sus ventas internacionales.

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Cineuropa: ¿Qué le llevó a hacer una película sobre un libanés que le dice a un refugiado palestino que ojalá hubieran borrado de mapa a su pueblo?
Ziad Doueiri:
Para serle sincero, ¡no lo sé! No hay una sola razón por la que un guionista se sienta, enciende el ordenador y se pone a escribir. Yo tengo familia, una madre y un padre, muy comprometidos. Además, hablamos de una zona del mundo que está siempre en llamas: Oriente Medio no es el lugar más estable y Líbano es un lugar con una historia intensa y rica. Sume todo esto y algo surgirá seguro, pero creo que si acabé escribiendo El insulto o El atentado,fue porque siempre tengo ganas de contar historias. Puedo decirle que con El insulto,lo que desencadenó todo fue un incidente particular que me pasó a mí.

¿Qué pasó?
Lo que ve en los primeros cinco minutos de la película está basado en algo que me ocurrió hace tres años en Beirut. Yo estaba regando mis plantas y el agua empezó a filtrarse hasta caerle al vecino de abajo, que gritó: “¡Hijo de puta!” Yo le respondí: “¿Por qué me insultas?” y él respondió: “Porque me está cayendo el agua”. Me percaté de que tenía acento de palestino y le dije lo que uno no debería decirle nunca a un palestino. Quería herirlo lo más posible y le dije lo peor que podía decirle, las palabras que se oyen en la película.

¿Lamenta lo que dijo?
¡Dije lo correcto! He desarrollado un truco para insultar a la gente perfectamente. Es como si, con el tiempo, hubiera aprendido a insultar a la gente de la manera en que más puede dolerles. Mi novia por aquella época [ahora esposa y coguionista, Joëlle Touma] dijo: “¿Cómo puedes decirle eso a un palestino?” Total, que bajé a ver al tipo que estaba limpiando la calle y le dije que lo lamentaba. Ni siquiera podía mirarme a los ojos; estaba muy, muy dolido.

Luego lleva la trama de la calle al juzgado. ¿Por qué se decantó por un drama judicial?
Pensé que encajaba en la historia. La idea de hacer un drama judicial me vino rápidamente tomando notas. Además, mi madre es abogada. Tiene 80 años y todavía hoy va a su despacho todos los días. Dos tíos míos trabajan en el Tribunal Supremo, donde hay jueces de gran envergadura, así que toda esa parafernalia legal me resulta muy familiar. Empecé a comprar DVDs para ver cómo hacían otros para lograr grandes películas como El veredicto. La película no es sobre un proceso; el proceso es solo un medio para ir del punto A al punto B. Toni y Yasser, dos personas sencillas de clase media, tienen mucha dignidad y, también, una herida grave. Durante el juicio van curándose. Eso es. Podría haber sido en un tribunal, podría haber sido en un viaje en caravana, lo que fuera, porque El insulto va de un conflicto interior, no del conflicto exterior.

Hay un descargo de responsabilidad al principio de la película en el que se afirma que la película no defiende el punto de vista del gobierno libanés.
Yo no escribí ese descargo. Hace dos meses, presentamos la película a la oficina de la censura. Yo estaba muy nervioso. En Occidente no hay problema cuando uno hace películas así pero para un libanés no es fácil; es un asunto delicado. No vivimos bajo una democracia todavía. Yo estaba sentado ahí, mordiéndome las uñas, porque la película podría haber sido prohibida en Beirut. Ya me impidieron difundir mi anterior trabajo, El atentado, y no quería volver a vivir aquella pesadilla nuevamente. La negociación en torno a la película duró dos meses. Al final, después de mucha maniobra a puerta cerrada, el gobierno dijo: “Te vamos a dar luz verde pero, por favor, di que no eres responsable”.

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(Traducción del inglés)

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