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Aitor Arregi y Jon Garaño • Directores

“El mayor reto fue tener un protagonista gigante”

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- SAN SEBASTIÁN 2017: El dúo de cineastas vascos Aitor Arregi y Jon Garaño presenta Handia, recreación histórica del caso real del llamado "gigante de Altzo", que vivió en el siglo XIX

Aitor Arregi y Jon Garaño • Directores
(© Gari Garaialde / Festival de San Sebastián)

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es un film de época que recrea el caso real de un hombre que empezó a crecer de forma imparable. Dirigida, escrita y producida (junto a otros colaboradores de Moriarti Produkzioak) por Aitor Arregi y Jon Garaño, se ha presentado en el 65º Festival de San Sebastián revestido de gran expectación al ser un film hablado en euskera y tras el éxito de su anterior Loreak [+lee también:
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Cineuropa: Hay mucha expectación en el festival tras el buen poso que dejó Loreak hace tres años.
Aitor Arregi: Sí, ya no somos unos desconocidos aquí (yo fui coguionista entonces) y nos hemos planteado qué podemos ofrecer al público, buscando otros caminos distintos, algo que también les pasa a los personajes de nuestra película, que tienen que gestionar la expectativa: mostrar algo y luego algo distinto para conseguir el aplauso del público.

Jon Garaño: También nos interesaba el tema de la creación, transmisión y deformación de mitos, historias y realidades: ¿Cuándo un hombre deja de serlo y se convierte en mito? Hay una secuencia en Handia que plantea eso: leen el periódico, réplica exacta de uno de la época, donde la realidad ya se está distorsionando, pues vende una exagerada, y ahí está también el meta cine, pues también nosotros estamos contribuyendo a la divulgación de la deformación de un personaje histórico.

Abordáis asimismo el tema de cómo uno se vende, algo que quizás empezó a suceder en aquella época.
Era un tiempo en el que la tensión entre el viejo y el nuevo mundo estaba muy presente: cuando nos documentamos, vimos que había un conflicto de este tipo, muy presente en toda Europa y en España, con las guerras carlistas. En ese contexto, el personaje enferma y empieza a crecer: uno de los temas que queríamos tratar es el cambio y cómo se enfrenta uno al devenir, cómo se reacciona. La época también tiene un aire a western, porque en las películas del Oeste ves el conflicto entre la civilización que va a venir y los que han estado siempre haciendo las cosas de una manera concreta. Nos apetecía captar el comienzo de ese conflicto de adaptarse y ser fiel consigo mismo y relacionarlo con los hermanos y la empresa comercial que emprenden.

Evolucionar, pero siendo fiel a uno mismo, es un gran tema.
El protagonista es un personaje que era normal y a partir de los veinte años no para de cambiar, aunque él no quiera. Eso pasaba con la sociedad: por mucho que se esfuerce a mantenerse, es imparable.

A nivel de producción, ¿ha sido costosa por la ambientación de época y los efectos especiales?
Teníamos un presupuesto grande para una película hablada en euskera: tres millones y medio de euros, algo milagroso, pero a la vez pequeño para lo que queríamos contar, por lo que había que medir dónde había que marcar músculo. Esa sobriedad finalmente ha fusionado bien con la historia de los hermanos. Los efectos especiales están hechos para que no se noten: aquí te tienes que olvidar que el personaje es un gigante. Al principio, te va a descolocar su crecimiento, pero no queríamos que el espectador estuviese viendo el film y pensando a la vez cómo lo habíamos rodado. Queríamos que fuera un hombre grande realista, y David Heras, supervisor de los efectos especiales de la empresa USER T38, nos dijo que nuestro gran reto era que teníamos un protagonista gigante: pues en otras películas, los gigantes aparecen unos minutos, no todo el rato. Al final, ha sido un cúmulo de efectos hechos en rodaje y otros especiales, realizados en postproducción. Estamos muy agradecidos tanto al equipo, que se ha esforzado tanto, como a los productores. Comparado con nuestras películas anteriores, Handia es una superproducción: tuvimos que estar pendiente de lo grande, pero sin olvidar a los personajes.

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