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Thierry Jobin • Director artístico del festival de Friburgo

Friburgo, la triple herencia

por 

- "Friburgo manifiesta ante todo curiosidad y gusto por el cine marginal"

Crítico de cine durante 25 años, en especial para el diario suizo Le Temps, Thierry Jobin ha cubierto en multitud de ocasiones la actualidad del festival internacional de cine de Friburgo (FIFF). Sin embargo, del 24 al 31 de marzo, vivirá la nueva edición del certamen desde un punto de vista muy diferente: ahora es su nuevo director artístico.

En pocas palabras, ¿podría decirnos cuál será la especificidad de su festival de Friburgo?
Thierry Jobin: En principio dependo de mis predecesores. Friburgo manifiesta ante todo curiosidad y gusto por el cine marginal. El festival seguirá siendo un lugar para descubrir cine asiático, africano y de América latina, ya sea centrándose en Bangladesh o en la competición internacional. Por otro lado, me queda la herencia más reciente de Edouard Waintrop (actual director de los cines Grütli de Ginebra y de la Quincena de los realizadores de Cannes), que abrió puertas y ventanas al certamen al introducir el cine clásico y el cine de género. Como yo también llevo conmigo estas dos tendencias, he intentado hacer un mezcla para encontrar el equilibrio.

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Hablando de usted, podemos imaginar otras influencias. Ha sido también crítico de cine durante 25 años.
A grandes rasgos somos herederos de todo aquello con lo que nos encontramos en la vida. Mi cinefilia no nació en la filmoteca sino en mi pueblo. En Ginebra, Lausana o París se podían ver todas las películas de Hitchcock o de Bergman al momento, pero cuando vivíamos en el recóndito cantón del Jura no era tan fácil conseguir películas. Iba a ver los clásicos a Belfort, Basilea o Bienne; conseguía cintas en VHS, veía los programas de cine en la televisión; más tarde, cuando pude trasladarme a una gran ciudad, las volví a ver en la gran pantalla. Lo que esto me provocó fue una especie de cinefilia “generosa”, curiosa. Intento hacer un festival que transmita esa imagen, que no dé la sensación de aburrido. Por esta razón yo he querido tener dos o tres cartas blancas. El cineasta Georges Schwizgebel también ha hecho una buena selección de películas de animación.

Después de muchos años como crítico de cine, se ha convertido en director de un festival. ¿Qué ha experimentado?
He vuelto a sentir los escalofríos que tenía cuando comencé a amar el cine y había que esperar semanas y semanas, o incluso años, antes de poder descubrir algunas películas. Hay algo de Indiana Jones cuando buscas las películas que incluir en el programa: para seleccionar diez hace falta haber visto 2000.

El festival de Friburgo ha cambiado ligeramente su orientación en los últimos años. Ahora es más abierto, se centra menos en el sur. ¿No le asusta que su identidad se vuelva un poco más difusa que en el pasado?
Naturalmente; tratándose de Friburgo no podemos hablar de un festival de cine del tercer mundo. Tampoco podemos hablar de un festival de cine del sur. Eso no existe. Para mí, las películas del sur son también películas suizas que no se estrenan. Me da la impresión de que la precariedad es aún la cualidad que se manifiesta con más frecuencia en todo el mundo. Yo definiría este festival como un lugar en el que las miradas se cruzan y lo llevan haciendo desde hace mucho tiempo.

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