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Ralf Huettner • Director

¡Solo es entretenimiento!

por 

- “Quiero entretener a la gente. Es algo mal visto en Alemania. El arte está considerado por encima del entretenimiento”

Al contrario que muchos profesionales del sector, Ralf Huettner es, como reconoce él mismo, un hombre de pocas palabras. Y elige cuidadosamente las que dice. No es que no tenga nada que decir, sino que más bien el medio de expresión favorito de este guionista y director es el cine.

Su última película, Lost in Siberia es “una comedia en la que un hombre cualquiera, un encargado de logística, va a Siberia, donde se da cuenta de que la vida puede ser distinta y vuelve a encontrarse con su sentido del humor”, explica Huettner. Algo que no viene mal cuando ruedas en Rusia, ¿no? Huettner no muerde el anzuelo, pero su expresión vale más que mil palabras.

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Dado que recubre dos posiciones distintas, guionista y director, empezamos por la primera: ¿qué busca como escritor y qué le atrae de su obra? “Busco dos cosas: gente e historias. Puede parecer obvio, incluso simple, pero el género no me importa demasiado. Me gusta que las cosas sean sencillas, ya sea un thriller o un drama. Soy muy flexible”, dice.

El punto de partida de Huettner es “la observación de los protagonistas. La gente impulsa los eventos, la acción, no al contrario. Cuando haces una comedia, la gente más sencilla es la que ofrece más posibilidades. Tiene objetivos y además le pueden ocurrir cosas malas”. Cuando ocupa el asiento del director, Huettner siempre es consciente de que “mi punto de vista como escritor tiene su importancia”.

Como muchos otros profesionales del sector, Huettner llegó al cine de rebote. Empezó a hacer teatro en el colegio y siguió hasta que se graduó. En 1980, mientras estudiaba en la escuela de cine de Múnich, tuvo una lesión “muy grave” en la pierna “tras hacer varias tomas de un salto”. No dice si fue el error de alguien o producto de un método con malos resultados, pero “causó el final de mi carrera como actor, así que decidí dedicarme a escribir y dirigir”.

Su salto a la fama se produjo en 1993 con la comedia Texas –Doc Snyder Hält Die Welt in Aten, estrenada en Alemania por Senator Film. “Me puso en el mapa”, dice con su habitual modestia, y añade: “Mi trabajo era sacar a Helge del teatro y hacerlo más grande”. Fue un trabajo bien hecho, según público y crítica. A esta cinta siguió en 1994 Voll Normaaal.

Dichas películas eran comedias sin más pretensiones que entretener, pero ya en 1992 demostró con Der Papagei que podía manejar registros políticos con soltura. La historia de un hombre normal que posee el don de la dialéctica y es secuestrado por la derecha para usarlo se valió del sentido del humor para abordar un tema serio. No solo puso en evidencia el talento de Huettner para la juxtaposición, sino que fue uno de los mayores éxitos de la carrera del mítico intérprete alemán Harald Junker. Aunque no fue un asunto sencillo: “Escribí el guion a su medida y luché porque lo interpretase él. La televisión quería un actor 'serio', no él. Lo veían como un cómico borracho, pero era mucho más que eso”, explica el director.

“Siempre está bien tener un actor en mente mientras escribes”, prosigue Huettner. “Quiero ver la verdad. Necesito una empatía con el personaje. El público tiene que quererlo y entenderlo, reír con ellos y no de ellos. Hay muchos buenos actores pero todo depende del material que tengan. Tiene que haber algo que te atrape, tiene que haber una tensión”.

Huettner añade: “Quiero entretener a la gente. Es algo mal visto en Alemania. El arte está considerado por encima del entretenimiento. El entretenimiento bien hecho durante 90 minutos es una obra de arte en sí mismo. Tiene que haber muchos tipos distintos de cine, por supuesto, pero el entretenimiento no es muy apreciado por la industria de aquí”. Cita a Til Schweiger y Matthias Schweighöfer como los dos (“realmente los únicos dos”) que tienen éxito.

“Hace poco vi la francesa Intocable. Es maravillosa, estupenda, inteligente”, dice. “La serie americana Breaking Bad es otro ejemplo, sobre un profesor de química que se convierte en un fabricante de drogas. ¡A nadie se le ocurriría una historia así en Alemania! ¡Nosotros tenemos médicos en batas blancas! Los personajes de las películas extranjeras son más modernos. Aquí falta valentía”.

A algunos directores se les dan mejor las actrices; a otros los actores. A algunos les gusta destruir ciudades enteras, incluso planetas. En cambio, Huettner es “feliz trabajando con hombres y mujeres. Como director, lo primero es el guion. La música es otro elemento importante. Tengo una banda sonora en mi cabeza. Además, me pone del humor adecuado. Como Tarantino, escribo al ritmo de la música”.

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