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Ramón Salazar • Director

"Empiezo otra vez desde cero"

por 

- El director malagueño presenta mundialmente en el Festival de Sevilla su nueva película, tras tres años de producción

Ramón Salazar • Director

Ocho años después del estreno de 20 centímetros [+lee también:
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, Ramón Salazar regresa a la dirección presentado en la sección oficial del Festival de Sevilla su tercera película, 10.000 noches en ninguna parte [+lee también:
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, un viaje emocional, intenso y renovador que también escribe y coproduce, protagonizado por Andrés Gertrúdix, Lola Dueñas, Susi Sánchez y Najwa Nimri.

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Cineuropa: ¿Dónde ha estado Ramón Salazar este tiempo tan largo sin estrenar una película?
Ramón Salazar: He dado clases de interpretación en varias ciudades: tres de mis alumnos intervienen en 10.000 noches... También adapté a Moccia (en los films Tres metros sobre el cielo [+lee también:
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y Tengo ganas de ti [+lee también:
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) y como director he necesitado volver a mí como persona y darme cuenta de por qué me dedicaba a esto. Lo que sucedió con Piedras y 20 centímetros fue rápido y apabullante, con sólo 27 años y ya seleccinado en el festival de Berlín: verme metido en una industria y pensar que todo iba a ser de esa manera. Estos ocho años me han servido para poner los pies en la tierra y empezar de cero otra vez: hacer la pelicula que pudiera ser mi nueva primera película.

Entonces, ¿te sientes más libre con esta que con las anteriores películas?
Absolutamente. No pretendo hacer solamente cine así a partir de ahora, pero hubo una voz que me dijo: "¡hay que hacerla!". A raíz del trabajo con actores, de las biografías que escribimos de los personajes (en lugar de guiones), de intentar explorar otras formas de dirigir a los actores, de construir los personajes y de llegar a la historia. Me he sentido más libre y eso es impagable. Rodar de esta manera me ha dado una idea clara de lo que a partir de ahora quiero y no quiero permitir o hacer.

Parece que hay bastante de ti en el personaje protagonista que encarna Andrés Gertrúdix...
Sí, yo soy Andrés haciendo ese trayecto. Esta película ha sido el itinerario trasladado a mí, el viaje interior mío. No ha sido algo premeditado, sino darme cuenta de que justo ahora hay que hacer las cosas de otra manera y en lugar de poner eso en detrimento, ponerlo a favor. Por ejemplo, usar las ventajas de una cámara digital que puede acariciar a los personajes o emplear biografías en vez de un guión. Estamos en un momento en el que ya no podemos escribir una historia y pensar que encontraremos la financiación: hay que tener en cuenta cómo encontraremos la financiación desde que escribimos la primera palabra.

Quizás el equipo reducido beneficia a la agilidad que tiene la cámara...
Sí, se trató de explorar cuáles eran los beneficios de tener un equipo pequeño: por ejemplo, siempre que tengas un equipo menor de once personas, no tienes que pedir permisos de filmación. Con que no pongas un trípode, puedes rodar donde quieras. Se empiezan así a plantear aspectos que teniéndolos en cuenta desde el principio son ventajas. Lo malo es que se presenten en el rodaje sin avisar. Si Lola Dueñas se tira al río Sena... ¿cuál es la multa? Nos dimos cuenta que era de once euros. Entonces dijimos: "¡Tirémonos!"

El viaje del personaje empieza en un Madrid de look siniestro...
Era importante la idea global de cómo se va a ver el viaje. Madrid tenía que ser una ciudad congelada, donde el personaje está encerrado y sólo se relaciona con su familia, formada por su madre y hermana. A medida que el viaje avanza, él lo hace hacia la luz: París se va convirtiendo en un juego y Berlín es absolutamente luminosa, como un campamento de verano. Ese tipo de aspectos estéticos y atmosféricos había que tenerlos claros para ir improvisando con todo lo demás. Había que saber por dónde iba a evolucionar la emoción del film. Porque quiero que cada espectador decida qué existe o no de verdad de lo que ve en pantalla. Cada uno le va a ir dando el valor que necesite, lo vamos a interpretar según nuestras vivencias.

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