10/04/2015 - A Little Chaos, el segundo filme de Alan Rickman como director, se ha proyectado en festivales de todo el mundo y ahora se estrena en varios mercados europeos

Tras debutar con El invitado de invierno en 1997, regresa a la dirección el actor Alan Rickman con A Little Chaos [+lee también:
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entrevista: Alan Rickman
ficha de la película], drama romántico protagonizado por Kate Winslet. Esta producción británica se centra en Sabine, una mujer que desafía las diferencias de género y de clases cuando se postula para diseñar y construir uno de los principales jardines del nuevo palacio del rey Luis XIV en Versalles. El filme de Rickman se ha presentado en certámenes como el de Marrakech y el FebioFest de Praga desde que el pasado mes de septiembre cerrara la programación del Festival de Cine de Toronto. Tras su proyecciones, resulta refrescante comprobar cómo una producción europea ambientada en la Francia del siglo XVII atrae a una audiencia joven. Es el nutrido grupo de admiradores que el intérprete, especializado en el teatro de Shakespeare, ha heredado tras su participación en la saga de Harry Potter, donde interpretaba al enigmático profesor Severus Snape. La cinta se estrena en las próximas semanas en un buen número de mercados europeos, Reino Unido y Alemania entre ellos.

Cineuropa: Su primer trabajo como director, El invitado de invierno con Emma Thompson, es un drama intimista que, al margen de también estar protagonizado por una mujer, es un proyecto muy distinto a este A Little Chaos.
Alan Rickman: Disfruto dirigiendo a mujeres porque suelen tener un gran sentido del humor, algo imprescindible para un buen actor. Regresar a la dirección me planteó grandes retos al ser muy diferente a mi primera película. El relato de A Little Chaos es más grandilocuente, exige más recursos técnicos y visuales, como por ejemplo coordinar equipos de extras de hasta ochenta personas. De eso trata la película, de una sencilla historia de amor en la que todo lo que le rodea es complicado. El caos no tiene sentido sin un poco de orden que lo compense y viceversa. La de Sabine y el arquitecto La Notre (interpretado por el actor belga Matthias Schoenaerts) es la historia de dos personas que han de descubrir quiénes son como individuos antes de unirse. Rodando esta vez he aprendido que el proceso de preproducción es crucial para que la película salga adelante de un modo adecuado. Especialmente en este caso, que teníamos muy pocos días de rodaje, apenas cuarenta, y un presupuesto también limitado para un proyecto de este estilo.

Han pasado casi veinte años entre ambos proyectos.
Tardé tanto en dirigir de nuevo porque un cineasta invierte año y medio en cada proyecto, mientras que los actores se involucran apenas unos meses de rodaje. Aunque, por otro lado, es cierto que como actor eres responsable de todo lo que haces en la película y cuando estás tras la cámara delegas en tu equipo. A mí en cambio me gusta involucrar a mis actores cuando dirijo, preguntarles su opinión y que la responsabilidad sea conjunta. Así es como me gusta que los directores me traten a mí.

¿El hecho de tratarse de una cinta histórica también fue uno de sus retos extra?
Aunque Kate Winslet, la directora de fotografía (Ellen Kuras) y yo viajamos a los jardines de Versalles para investigar por nuestra cuenta, la precisión histórica no fue una de nuestras obsesiones. Para empezar está protagonizada por una mujer con una carrera profesional, algo poco plausible en esa época. Aunque precisamente ese anacronismo es una de las intenciones de la película.

¿Por qué decidió encargarse también de interpretar al monarca Luis XIV, el epítome del lujo y sofisticación de la época?
No fue mi intención aparecer también como actor en la película. Siempre he creído que cuando haces las dos cosas a la vez es muy fácil bajar el nivel de exigencia de uno mismo. Pero lo cierto es que de ese modo la producción se ahorraba bastante dinero.

¿Qué criterio sigue a la hora de aceptar personajes como actor?
Aunque no siempre puedes elegir, tengo una relación muy particular con los guiones que me llegan. Siempre espero que surja una química interna que no sé explicar con exactitud. Acabo de ser jurado en el Festival de Marrakech evaluando a muchos directores noveles y mientras veía sus trabajos pensaba en que me gustaría trabajar con bastantes de ellos. Me he dado cuenta de que hay mucho talento ahí fuera y de que en ocasiones los actores debemos hacer nuestros deberes y conocer quién está detrás de los textos que nos envían.