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Cristian Mungiu • Director

"La corrupción, el compromiso y la educación están relacionados"

por 

- CANNES 2016: El cineasta rumano Cristian Mungiu habla de la génesis de Los exámenes, que se estrenó mundialmente en competición

Cristian Mungiu • Director
(©T. Leibreich / Festival de Cannes)

Acompañado por sus actores, el director rumano Cristian Mungiu relató a la prensa internacional cómo se gestó Los exámenes [+lee también:
crítica
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Q&A: Cristian Mungiu
entrevista: Cristian Mungiu
ficha de la película
]
, una película sobre la corrupción del principio de confianza en la que se entremezclan lo humano y lo social y que fue presentada en la competición del 69º festival de Cannes.

¿De dónde le vino la idea deLos exámenes?
Cristian Mungiu: En primer lugar, soy padre y reflexiono mucho sobre lo que debo decir a mis hijos. Y como mi cine refleja siempre lo que resulta más importante para mí en un momento dado, quise trabajar sobre los hijos, los padres y la verdad. A menudo pensamos que una verdad conveniente basta para los niños: vivimos en nuestro mundo de adultos y confeccionamos otra verdad para los niños. Pero si queremos educarlos de verdad, hay que tener el coraje de mirarse en un espejo, decirse que hemos hecho cosas mal en la vida, sobrellevarlo y hablar de ello con los hijos. En segundo lugar, leo y colecciono muchos sucesos. Tenía dos dosieres: uno con pequeñas historias sobre la corrupción en Rumanía y otro que hablaba de la educación. Un día, me di cuenta de que algunos sucesos no se dejaban clasificar fácilmente en una o en otra carpeta. Fue entonces cuando me dije que era importante mezclar mi visión personal sobre los hijos con eso porque me parece que en una sociedad la corrupción, el compromiso y la educación están relacionados y creo que debemos reflexionar en eso para que no continúe. Por lo demás, me gusta tener muchos niveles en una película, lo que no es una crítica social o un concepto: parto de los hechos y me interesaba hablar de alguien que se siente un poco decepcionado, de ese periodo de la vida en que nos damos cuenta de que es demasiado tarde para hacer planes nuevos y que lo importante ya ha pasado. En este periodo, toda la energía que queda va en la dirección de los hijos y muchos padres creen que pueden salvar sus vidas a través de sus hijos.

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¿Se trata de una película rumana o verdaderamente universal?
Intento hacer películas sobre la naturaleza humana, sobre dilemas morales a los que la gente puede enfrentarse en un momento dado de sus vidas y me dirijo a los de mi generación para hablarles de uno de los problemas más importantes que podemos tener como padres: qué discurso moral transmitimos a los hijos. En Rumanía, esto adquiere proporciones aún mayores porque hay que decidir, es una elección determinante para los hijos, si les aconsejamos que se queden o se marchen. Mi generación decidió quedarse: teníamos la energía de haber nacido bajo el comunismo y de haber luchado para cambiar la sociedad. Pero en la actualidad cabe preguntarse cuánto de una generación debe sacrificarse para un país. Y cuando hablamos a los hijos, no es tan sencillo obtener respuestas.

La película aborda temas muy graves con muchas tensiones pero la cólera nunca hace acto de presencia.
Sentimos a menudo la agresividad en la sociedad actual. Cuando vivimos en un lugar en que las cosas no están regladas, tenemos la impresión de que hay muchas emociones porque la gente se siente decepcionada con frecuencia. En cualquier caso, no quería que los personajes aparecieran así sino que mostraran ante todo que se quieren los unos a los otros. Todo debía ser muy tranquilo.

¿Diferencia usted entre una corrupción dura y otra blanda?
Se trata, principalmente, de una diferencia de cantidad. En la película, vemos que si toleramos una corrupción importante, ni siquiera vamos a darnos cuenta de que hemos incurrido en la corrupción porque no se nos juzga públicamente. Quería sobre todo plantear la cuestión del vínculo posible entre la corrupción social y los compromisos morales a los que nos adaptamos en la vida aun sin darnos cuenta; de ahí los padres que no pudieron sobrevivir en el país más que comprometiéndose. El personaje principal es bastante idealista y naíf en relación con los hijos. Tiene la impresión de que puede preservar a la hija de toda corrupción e imagina que la puede enviar a otro país, donde estaría libre de ella, pero eso es imposible, no existe tal cosa. Quzá haya que revisar la manera en que educamos a los hijos. No es lo que decimos lo que cuenta sino lo que hacemos. Cuando nuestros hijos nos ven, ¿les estamos permitiendo que un día paren la corrupción y cambien las cosas? En un momento dado, hay que ser muy fuerte y tener el coraje de decir la verdad, ver lo que hemos hecho, cómo actuamos y sopesar las razones que nos llevan a tomar esta o aquella decisión.

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(Traducción del francés)

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