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José-Luis Peñafuerte, Chergui Kharroubi • Directores

"Teníamos la responsabilidad en tanto que cineastas belgas de hacer una película"

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- Los belgas José-Luis Peñafuerte y Chergui Kharroubi hablan de su documental Molenbeek, génération radicale ? con motivo de su proyección en el 16º festival de cine mediterráneo de Bruselas

José-Luis Peñafuerte, Chergui Kharroubi • Directores
(© Cinergie)

Un año después de los atentados de París, dos directores belgas, Chergui Kharroubi y José-Luis Peñafuerte, dan la palabra a los habitantes de Molenbeek, este distrito de Bruselas tan denostado en los medios de comunicación de todo el mundo, en Molenbeek, génération radicale ? [+lee también:
tráiler
entrevista: José-Luis Peñafuerte, Cher…
ficha de la película
]
. Cinergie.be se reunió con ellos con motivo de su participación en el 16º festival de cine mediterráneo de Bruselas.

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Cinergie: ¿Cómo les vino la idea de la película?
José-Luis Peñafuerte: Al ver la invasión mediática en Molenbeek tras los atentados del 13 de noviembre en París, nos dijimos que teníamos que hacer algo. Teníamos una responsabilidad en tanto que cineastas belgas; teníamos que hacer una película.
Chergui Kharroubi: El proyecto nació de una herida fruto de aquella plaga mediática y aquella desinformación. Los dos trabajamos en la RTBF y, charlando por los pasillos, nos decidimos a hacer una película para dar otra imagen de esa realidad.
J.-L. P.: Esperamos a que la caravana de periodistas abandonara el barrio y a que pasaran las fiestas. En enero de 2016, cuando los habitantes de Molenbeek recomenzaron con su vida cotidiana, fuimos a verlos. Uno de los primeros encuentros que tuvimos fue con el actor Ben Hamidou, que nos contó, en tanto que actor sociocultural y coordinador para los medios, cómo una importante televisión francesa le preguntó ¡si conocía a un terrorista! Él se prestó al juego para demostrar lo absurdo de la situación: respondió que no conocía a ninguno pero que sí, que conocía a uno que iba a marcharse a Turquía y Ben les señaló al encargado de la tienda de al lado, que tenía pensado partir pronto. Los periodistas llegaron hasta él tratando de saber más sobre los medios que emplearía para irse. Sin embargo, ¡la verdad es que se iba de turismo con su mujer!

Aunque el enfoque era totalmente incongruente, la búsqueda de información es legítima. Todos queremos entender por qué Molenbeek.
C. K.: No podemos dar cuenta de una situación cuando venimos del rincón opuesto del mundo. Nosotros quisimos tomar tiempo y hablar con la gente antes de empezar a filmarlos.
J.-L. P.: Quisimos que la palabra se liberara para así mostrar una realidad con más matices. Está claro que hay problemas, que fueron abandonados por los poderes públicos: el paro, el fracaso escolar, etc. Pero quisimos comprender lo que motiva a un joven a llevar a cabo ese tipo de actos. Quisimos comprender lo que se había escapado a un tejido asociativo y cultural extremadamente activo. Para ello, necesitamos tiempo para acercarnos a esa realidad. Tampoco hay que olvidar la herida de Molenbeek después de este monopolio mediático. Al principio, fue difícil inmiscuirse porque nos asociaban a una imagen de deshonestidad. Nos llevó tiempo ganar su confianza.
C. K.: Con todo, tuvimos problemas. Un periodista flamenco dirigió una serie documental sobre Molenbeek que coqueteaba con el sensacionalismo y, durante nuestro rodaje, emitieron la película en televisión y mis perjudicó mucho.

En cambio, ustedes pudieron entablar relaciones de confianza con ciertas personas. 
C. K.:
 Hay varios momentos clave en los que la palabra se libera: cuando Salah Abdeslam fue detenido y tras los atentados del 22 de marzo en Bruselas.
J.-L. P.: Al principio, los personajes de la película se defendían sin tocar el fondo del problema. Después de los atentados, sintieron la necesidad de hablar; querían romper la ley del silencio, esa omertà instalada en el barrio.
C. K.: Tras los atentados, cuando cada cual se dio cuenta de que podía pasarle a él o a sus allegados, hubo un cambio radical en la relación que mantenían con la realidad.
J.-L.P.: Estamos en estado de emergencia; hay un malestar con los jóvenes, más aún después de la paliza mediática en torno al barrio. Hoy, un joven que ha terminado sus estudios no tiene ocasión de hacerse con un empleo si viene de Molenbeek. ¿Qué van a poder hacer entonces? Esa es la cuestión a la que responde la película.

Esta película se ha presentado en televisión. ¿Qué reacciones suscitó tras su difusión? 
C.K.:
 La cinta tiene el mérito de haber abierto el debate por casi todas las escuelas y centros culturales. Tal era uno de nuestros objetivos: relanzar el debate en torno al distrito de Molenbeek.
J.-L.P.: A nivel institucional, ha habido consecuencias después de la película en temas sensibles como el desempleo. No podemos hacer a menos de una cifra como ésa. Esta película se entronca en la cuestión del debate social. ¿Qué sociedad queremos dar a una generación estable? Se trata de una realidad que vemos en muchos barrios, distritos y ciudades de nuestro país. Es la cuestión de nuestro provenir como sociedad.

Puede leer la entrevista completa (en francés) aquí.

En colaboración con

 

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(Traducción del francés)

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