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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Intruders

por 

- Un angustioso y desensamblado viaje a las profundidades del miedo de la mano de Juan Carlos Fresnadillo, con Clive Owen, Daniel Brühl y Pilar López de Ayala.

A Juan Carlos Fresnadillo le gusta que lo extraordinario irrumpa en las vidas cotidianas y desarme a sus personajes. Sucedía en sus trabajos anteriores y vuelve a acontecer en Intruders [+lee también:
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entrevista: Juan Carlos Fresnadillo
ficha de la película
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, este drama de suspense que radiografía el origen del miedo.

Madrid y Londres. En la capital española, un niño sufre habituales pesadillas con monstruos. Su madre (Pilar López de Ayala) intenta consolarle, tranquilizarle y auyentar de su mente esos momentos de angustia que le desvelan casi todas las noches. Pero, durante una tormenta, aquella presencia amenazante se hace muy real, demasiado, y la mujer tendrá que recurrir a algo que se sale de lo ético y a un sacerdote (Daniel Brühl) para solucionar un conflicto (moral) difícil de explicar, de entender, de asimilar. Simultaneamente en la narración de "Intruders", pero en la ciudad del Támesis, un hombre (Clive Owen) asiste impotente al proceso degenerativo psicológico de su hija, quien asegura que hay un fantasma en su armario. John recurre a las medidas de seguridad más tecnológicas y hasta a psicólogos para encontrar una respuesta, una solución a algo que no parece real pero que, al introducirse en su hogar, está minando lo que más quiere: su familia, su integridad, su propia estabilidad emocional. Las dos historias se cruzan, se narran alternativamente y se complementan. Pero... ¿cómo? Fresnadillo va poniendo, una a una, las cartas sobre la mesa, las piezas del puzzle, para que el espectador, alerta, inquieto, intrigado y espectante, vaya uniéndolas y completando un enigma que tiene mucho que ver con esos miedos atávicos que todos sufrimos y que, a veces, heredamos de nuestros padres.

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El director de Intacto y 28 semanas después [+lee también:
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ha abandonado los abundantes exteriores, la cámara frenética y las legiones de extras corriendo enfrebrecidos de sus anteriores films para contarnos un drama psicológico revestido de suspense, con muchos más interiores, un intenso trabajo actoral y cierto tono claustrofóbico, heredado del Polanski más obsesivo. El film, con producción de Apaches Entertainment (de su gran amigo y colaborador Enrique López-Lavigne y la socia de éste, Belén Atienza), Antena 3 Films y Universal Europa, es un ambicioso film de diez millones de euros que no disimula su decidido anhelo comercial (en la línea de El sexto sentido), pero sin descuidar su carga de profundidad.

Porque, debajo de esta etiqueta de estricto film de género, el cineasta canario que estuvo nominado al Oscar por su cortometraje Esposados (1996) habla ahora de cómo nuestros terrores tienen que ver con nosotros mismos, con nuestra personalidad y educación: son una especie de espejo del lado oscuro que todos tenemos, aunque nos cueste aceptarlo. Es "Intruders" una película que excarba en el hecho de que el miedo a la verdad y al dolor acaba generando miedos aún mucho más terribles, más terroríficos y dañinos. Por eso este film, contado desde la devoción fanática de su director por el fantástico, muestra fantasmas que tienen que ver con lo humano. Los personajes del film se enfrentan a lo incontrolable, al azar, al destino y a lo divino, como sucedía en las dos anteriores películas del cineasta. Fresnadillo se cuestiona en Intruders cúal es la esencia de lo fantasmal. Y nos dice que tiene que ver con asuntos no resueltos, que vuelven una y otra vez a nuestro inconsciente. Hasta que no se resuelvan, seguirán apareciendo, como el pentimento de un cuadro. O como algunas deudas de la memoria histórica. El director concluye que debemos enfrentarnos a la verdad aunque sea muy dolorosa, porque el ocultamiento genera sufrimiento eterno, como una cadena larguísima cuyos eslabones transmiten sus fantasmas de uno a otro. A ello le añade ambigüedades y dilemas morales parecidas a las que vimos en 28 semanas..., cuando un personaje salía corriendo para salvarse mientras dejaba a su mujer en una casa acosada letalmente por los zombies. Pero así son los antihéroes del cine de Fresnadillo: hombres y mujeres que se encuentran ante la difícil tesitura de tener que elegir caminos difíciles porque no les queda otra, porque tienen que elegir una opción. Se trata, en fin, de dominar el destino y no estar en manos de algo que no se puede controlar, tenga esto la forma de un fantasma del pasado, el miedo a lo nuevo/desconocido o las frecuentes inseguridades. Y todo este mensaje viene, en Intruders, revestido de puro entretenimiento.

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