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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Ellas

por 

- Juliette Binoche investiga la prostitución estudiantil en una audaz película que elimina los prejuicios.

La representación en el cine de la sexualidad suele venir acompañada de cierto escándalo y Ellas [+lee también:
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entrevista: Malgorzata Sumowska
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, de Malgorzata Szumowska, no es la excepción a esta regla cinematográfica del deseo. La directora polaca lleva el tema de la prostitución de estudiantes hasta la reflexión sobre la condición femenina, arriesgándose a perder la unanimidad del público. El guión de la "molesta" Ellas, obra de Szumowska y la danesa Tyna Byrckel, cumple a la perfección con su objetivo de acabar con los prejuicios a costa de la «corrección política» y el puritanismo.

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A lomos de la interpretación de Juliette Binoche y de una puesta en escena de gran calidad, el cuarto largometraje de Malgorzata Szumowska (que ya llamó nuestra atención en 2005 en Sundance y en la Berlinale con Strangers [+lee también:
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y que obtuvo el premio del jurado de Locarno en 2008 con 33 Scenes from Life [+lee también:
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) prueba una vez más su talento y su habilidad a la hora de abrir puertas sin imponer juicio alguno.

La película refleja un día en la vida de una periodista parisina que reparte su tiempo entre la redacción de una investigación sobre la prostitución de estudiantes y su vida familiar (preparar la cena, cuidar de sus dos hijos y de su pareja…). Entre cortada por flashbacks de entrevistas y recuerdos de dos estudiantes que ahora se ganan la vida como señoritas de compañía independientes (Anaïs Demoustiers y Joanna Kulig), la narración retrata con minuciosidad (y crudeza) su trayectoria por el universo del sexo de pago. Para sorpresa de la reportera, las chicas han asumido con tranquilidad la «normalidad» de la situación ("haría lo mismo con mi novio" ; "la única diferencia es que ellos tienen la edad de mi padre" ; "pensaba que me iban a follar durante horas, pero me contaban su vida") y su hondo materialismo ("tuve mucha suerte: al cabo de un mes en París ya tenía un piso de fábula"), todo ello acelerado por Internet ("es sencillo: puse un anuncio y en poquísimo tiempo ya tenía cincuenta o sesenta correos"). Sea por secreto deseo de ascender en la pirámide social, sea por problemas de alojamiento, el dinero parece el único motor de una generación de chicas sin tapujos sexuales, en las antípodas de sus propias familias en este ámbito (Krystyna Janda encarna a una madre pasmada por lo que encuentra en el armario de su hija).

Ellas pone en entredicho las ideas preconcebidas en torno a la prostitución (desde el particular punto de vista de las escorts) y la percepción de las chicas como víctimas y evita al mismo tiempo la trampa de la complacencia en una impactante escena cuya violencia sexual relativiza las secuencias que la preceden (erotismo sin tabús, acompañante convertida en pañuelo de lágrimas, cliente romántico…). No obstante, el tratamiento de la vida personal de la periodista es el elemento que lleva a la película a una dimensión social más sutil. Con pequeñas pinceladas Malgorzata Szumowska retrata un microcosmos en el que apenas hay comunicación con un marido (Louis-Do de Lencquesaing) colgado del teléfono, un hijo mayor en plena crisis de adolescente y un menor enganchado a los videojuegos. Las pobres relaciones de esta pareja, superada por sus tareas educativas, reverbera en la trayectoria extremadamente individualista de las jóvenes prostitutas y enfrenta al personaje a que da vida Juliette Binoche con el espejo de su situación personal (envejecimiento, soledad y una vida sexual de capa caída) y al espectador con su propia percepción de los avances de la vida social contemporánea. La directora amplía la perspectiva con un bonito trabajo del encuadre (destacan los planos cercanos) y la luz, un montaje atrevido y saludables tomas de aire en exteriores (una entrevista en un parque). Paralelamente la película bosqueja el trabajo del periodista autónomo («estoy dispuesta a pagar lo que me pidan y su nombre no aparecerá: es un buen trato para usted»): una imagen suplementaria de lo que realmente constituye el corazón de Ellas, más allá de las secuencias más explícitas: el mundo moderno.

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(Traducción del francés)

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