12/02/2012

Una sala menos llena de lo esperado, a tenor del interés que había despertado la película, ha acogido ayer 12 de febrero el estreno de la italiana Diaz [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Daniele Vicari
ficha de la película], de Daniele Vicari, encuadrada en la Berlinale como parte de Panorama Special. Esta coproducción con Rumanía y Francia vuelve a uno de los episodios más controvertidos de la historia reciente de Italia.

En julio de 2011, el Gobierno italiano, entonces presidido por Silvio Berlusconi, decidió organizar la cumbre G8 en la ciudad de Génova. Esta decisión fue muy criticada desde el inicio a causa de la compleja estructura de la ciudad, compuesta por callejuelas casi imposibles de controlar. El resultado fue dramático. A Génova acudieron aproximadamente 700 asociaciones pacifistas y antiglobalización y sus calles se convirtieron en el escenario de violentos enfrentamientos entre policía y manifestantes, culminados con la muerte de uno de estos últimos, Carlo Giuliani. Con una historia tan potente, Vicari ha realizado una película de guerra, con escenas de masas y centenares de extras, en torno a un único episodio: el brutal asalto por parte de la policía de la escuela Díaz y el traslado posterior a la comisaría de Bolzaneto.

La película, resultado de un exhaustivo trabajo de investigación del proceso judicial, que se ha prolongado durante dos años, comienza con una escena de guerrilla urbana. Está claro desde el primer momento que Génova es el escenario de una guerra entre el black block, o bloque negro de la manifestación, y las fuerzas armadas, y que en esa batalla todos, desde los ciudadanos hasta los manifestantes pasando por el comité de coordinación de las protestas contra el G8 (llamado Genoa Social Forum), están involucrados de un modo u otro. La voluntad del realizador de no tener un protagonista refuerza el carácter coral de Diaz, donde varios personajes se mueven por una ciudad sumida en el caos: un policía con escrúpulos (Claudio Santamaria), un periodista (Elio Germano) y numerosos jóvenes, sobre todo extranjeros, del grupo de manifestantes.

La estructura de la película, con numerosos saltos temporales, reconstruye la dramática noche en la que 400 policías irrumpieron en la escuela Díaz, donde pernoctaban 93 manifestantes, sede del centro de comunicaciones. A continuación tuvo lugar una brutal paliza, mostrada en toda su crudeza por Vicari. Se suceden momentos de gran tensión, cuando los gritos de las víctimas o el sonido de las botas de los policías retumban en la oscuridad. Diaz alterna escenas de ficción con vídeos rodados realmente la noche del asalto a la escuela y muestra, sin omitir detalles, las torturas físicas y verbales sufridas por los manifestantes en la comisaría de Bolzaneto.

Demasiado lejana de los eventos descritos para ser una reconstrucción en caliente y demasiado cercana para ser un análisis histórico lúcido, Diaz, el G8 según Vicari, tiene como objetivo hacer justicia a las víctimas, pero no consigue dar con la forma adecuada para hacerlo, atrapada en una puesta en escena de película de acción frenética y confusa, donde el contexto histórico y político resulta incomprensible, la división entre el bien y el mal, excesivamente nítido y los protagonistas, demasiado estereotipados.

A causa de los problemas de presupuesto y de producción, Diaz ha sido rodada en Bucarest, donde han sido reconstruidos 20.000 m2 de Génova.

Diaz, una producción de la italiana Fandango con la rumana Mandragora Movies y la francesa Le Pacte, será distribuida en Italia a partir del 2 de marzo por Fandango. Fandango Portobello es su agente de ventas internacionales.

(Traducción del italiano)