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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Diaz: No limpiéis esta sangre

por 

- Una coproducción europea sobre uno de los episodios más graves de la Historia reciente de Italia.

Como el vuelo en cámara lenta del hueso lanzado por los simios en 2001: Una odisea en el espacio, la botella de cristal que abre y se repite en varias ocasiones en Diaz: No limpiéis esta sangre [+lee también:
tráiler
entrevista: Daniele Vicari
ficha de la película
]
, de Daniele Vicari, se convierte en una hipérbole. Cuando casi golpea a un coche de policía situado delante de una escuela, se convierte en el pretexto para desencadenar un sangriento ataque contra los activistas reunidos en 2001 en Génova para protestar contra el G8.

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Diaz: No limpiéis esta sangre reconstruye lo sucedido en esos días a partir de los documentos del Tribunal de Génova, que en 2010 emitió una sentencia que condenaba a los mandos policiales involucrados en lo que Michelangelo Fournier, único miembro de las fuerzas policiales que ha admitido la violencia, definió como "carnicería mexicana". Sin embargo, a día de hoy nadie ha aceptado la responsabilidad de lo sucedido y muchos de los presuntos responsables han seguido sus carreras en la policía a pesar de las condenas. Mientras tanto, aquel movimiento de protesta que hace diez años había previsto la actual crisis económica ha encontrado una continuidad en los indignados de hoy día.

Con una acertada combinación de ingredientes como los vídeos de archivo, la reconstrucción histórica y la ficción, prueba del dominio del lenguaje cinematográfico alcanzado por el director en su cuarto largometraje, Diaz: No limpiéis esta sangre retrata el triángulo formado en aquellos días entre la policía, los activistas y los observadores. Luca (Elio Germano) es un periodista que acude a una devastada Génova tras escuchar la noticia de la muerte del joven Carlo Giuliani. Etienne (Ralph Amoussou) y Cecile son dos anarquistas franceses involucrados en los enfrentamientos callejeros. Nick (Fabrizio Rongione) es un empresario francés que va a la ciudad italiana para escuchar a la economista Susan George. Alma (Jennifer Ulrich) es una manifestante alemana que, tras haber participado en los enfrentamientos, ayuda a los necesitados junto a Marco (Davide Jacopini) y a una joven abogada del Genoa Legal Forum. Anselmo (Renato Scarpa) es un veterano militante del sindicato. Max (Claudio Santamaria) es el responsable del grupo VII de la policía y está deseando que todo termine. Sus destinos se cruzarán la noche del 21 de julio de 2001, cuando centenares de policías irrumpirán en la escuela donde dormían muchos manifestantes.

A las crudas imágenes de la violencia perpetrada en la escuela (la policía usó en esta ocasión las tonfas, porras con forma de T, capaces de infligir daños muy graves) sigue la violencia psicológica, aún más cruel e insensata, ocurrida en la comisaria de Bolzaneto, adonde llevaron a los detenidos. O, mejor dicho, los "prisioneros", tal y como son definidos por un oficial de la policía en una escucha telefónica. Porque aquellos lugares (el rodaje se ha desarrollado en Bucarest, el Alto Adige y Génova) fueron el escenario de una guerra.

No ha debido ser fácil para los guionistas (el propio Vicari y Laura Paolucci) orientarse entre todo ese material a su disposición. No obstante, Vicari no se ha echado atrás y ha montado centenares de historias en una única narración capaz de emocionar e indignar, con un equilibrio no ideológico admirable. Esa botella lanzada es la muestra de la ambigüedad del movimiento pacifista hacia la violencia de los black bloc o bloques negros. ¿Formaban parte del movimiento o debían haber sido aislados por los mismos manifestantes?

A través de una dirección propia de película bélica, Vicari maneja con maestría un grupo de jóvenes intérpretes italianos, alemanes, franceses y belgas, muy bien compenetrados con sus papeles y capaces de mostrar el estado de ánimo de los personajes en aquellos momentos, hasta el punto de que se hace difícil distinguir la ficción de las imágenes reales. En el tercer milenio, cuando la imagen es cada vez más sinónimo de ser testigos, tras haber visto esta película-acusación, es posible afirmar: "Yo estaba allí. Lo he visto".

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(Traducción del italiano)

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