08/11/2012 - Mikael Marcimain debuta en el cine con un thriller basado en uno de los mayores escándalos políticos de la historia de Suecia.

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ficha de la película] reúne todos los ingredientes para convertirse, junto a Searching for Sugar Man, en una de las películas suecas más mediáticas de esta temporada. Una buena prueba de esas altas expectativas ha sido su suntuoso y multitudinario estreno europeo durante la gala de inauguración de la 23ª edición del Festival de Estocolmo, en el que forma parte de las veinte películas en competición oficial.

Tras adquirir notoriedad en Suecia como realizador de exitosas series de televisión, el director Mikael Marcimain ha dado el salto al cine con un proyecto arriesgado y controvertido, inspirado en uno de los mayores escándalos políticos vividos en el país escandinavo. El guión de Marietta von Hausswolff von Baumgarten se basa en un polémico caso acontecido en la década de 1970, en el que varios ministros, políticos y altos cargos del gobierno de Olof Palme fueron señalados por el periódico Dagens Nyheter como clientes habituales de una red de prostitución de lujo que incluía a chicas menores de edad.

La película se remonta a 1976 para urdir un entramado de historias paralelas que transita entre diferentes estratos de la sociedad sueca del momento, durante las últimas semanas de una decisiva campaña electoral. Los diversos personajes y acontecimientos giran en torno a la figura de Dagmar Glans, la poderosa “madame” a la que da vida Pernilla August con una vigorosa interpretación. Esta carismática y turbadora proxeneta capta a chicas en dificultades para la red de prostitución que dirige para luego ofrecer sus servicios sexuales a influyentes hombres de negocios, celebridades y altos cargos políticos.

De este modo, la compleja narración de Call Girl discurre entre varios géneros cinematográficos, yendo desde la intriga política hasta el thriller policial, pasando por el drama adolescente y la denuncia social. El propio Marcimain describe este ambicioso proyecto personal como un “thriller social propio sobre Suecia durante un tiempo de liberación y confusión sexual”.

Además de su sugerente trama, una de las principales virtudes de esta película es la formidable recreación de la atmósfera de cambio que se respiraba en Estocolmo durante los años 70: una época de luces y sombras, de transformación en cuestiones sobre igualdad de género y de avances en la incorporación de mujer al mercado laboral, pero en la que también se intentó introducir dudosas modificaciones legales en el ámbito de los delitos sexuales. A esta estimable ambientación contribuyen notablemente el minucioso diseño de producción de Lina Nordqvist y Michael Higgins, y la eficiente labor de fotografía de Hoyte Van Hoytema, cinematógrafo de la exitosas Déjame entrar [+lee también:
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