16/05/2014 - CANNES 2014: Mathieu Amalric presenta en la sección Un Certain Regard del festival de Cannes una venenosa adaptación de La habitación azul, de Georges Simenon

"Si yo consiguiera la libertad, ¿te liberarías tú también?" Exhaustos tras el amor, una mujer y un hombre fabulan en la penumbra de una habitación de hotel. El adulterio es el corazón de la trama de La chambre bleue [+lee también:
tráiler
entrevista: Mathieu Amalric
ficha de la película], en la que ha sumergido con habilidad Mathieu Amalric al público de la sección Un Certain Regard del 67º Festival de Cannes (donde Tournée [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Mathieu Amalric
entrevista: Mathieu Amalric
ficha de la película], el anterior largometraje del cineasta y actor, consiguió el premio a la mejor dirección en 2010). La precisión de la mecánica de la novela La habitación azul, de Georges Simenon, sirve de base para el despliegue de un arte del suspense consumado al servicio de una intriga que mezcla un contenido psicológico relativamente banal (un hombre y una mujer que ponen los cuernos a sus respectivas parejas), una investigación policial y un retrato de paso de lo que es la vida en el campo.

Julien (encarnado a la perfección por el propio Mathieu Amalric) y Esther (Stéphanie Cléau, compañera sentimental del director en la vida real y coguionista a la sazón) llevan 11 meses de romance. El primero dirige una pequeña empresa de aperos agrícolas; la segunda regenta una farmacia en su pequeña localidad natal. Ambos están casados: Julien con Delphine (Léa Drucker), con la que tiene una hija, y Esther con Nicolas, un hombre de delicada salud. Este periodo de caricias clandestinas es, sin embargo, bastante turbulento pues, mientras tanto, Julien está siendo interrogado por un juez de instrucción (un excelente Laurent Poitrenaux) que investiga un informe de autopsia. Un relato en flashback magistralmente encadenado arrojará luz sobre este misterio y sobre el transcurso de los siete meses de idilio (y sus estratagemas), previo salto adelante que pondrá punto final a un tenebroso affaire.

La chambre bleue se centra exclusivamente en el punto de vista de un Julien cada vez más acorralado (temeroso de ser sorprendido por el marido cornudo o por su propia esposa, de la que nunca sabemos si está al tanto o no; medroso de acabar arrinconado por sus asuntos personales a raíz de las ofensivas hipótesis del juez) y víctima de deseos encontrados (amor físico pasional, por un lado, y vida familiar, por otro; ganas de huir e irresistible atracción). A la postre, el film termina siendo mucho más ambigua y tóxica de lo que habría parecido en un principio. La reconstrucción a posteriori no aclara más que parcialmente la verdad y la finura de esta turbación dota a la historia de un halo de misterio bastante magnético. Como trasfondo, vemos un ambiente provincial opresor en el que todo el mundo está posiblemente al tanto de todo, donde todos se espían con discreción, donde los medios de comunicación locales se deleitan con los sucesos relacionados con los "amantes frenéticos" y donde los crímenes más extraordinarios pueden surgir de la rutina más cotidiana y prosaica.

Montada con brío por François Gédigier e iluminada con elegancia por Christophe Beaucarne, La chambre bleue teje metódica y sutilmente una hermosa y cruel variación de la clásica frontera entre el amor y el odio, en la nebulosa de sentimientos donde una serenata sentimental puede, en ocasiones, tornarse en réquiem.

La chambre bleue es una producción de Paulo Branco para Alfama Films, que gestiona asimismo sus ventas internacionales y distribuye hoy mismo la cinta en los cines franceses.

(Traducción del francés)