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VENEZIA 2014 Orizzonti

The President, un principito entre los pobres

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- VENECIA 2014: El realizador iraní Mohsen Makhmalbaf, exiliado en Londres, vuelve al cine con una historia sobre la violencia que engendra más violencia inspirada en la “primavera árabe”

The President, un principito entre los pobres

Con el objetivo de demostrar su poder a su nieto, un dictador coge el teléfono y desde la terraza de su palacio hace que se apaguen todas las luces de la ciudad. Como si fuese un juego, hace que vuelvan a encenderse y luego que se apaguen. Sin embargo, de repente empiezan a brillar en la oscuridad los primeros disparos y explosiones. Comienza la revuelta.

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tráiler
entrevista: Mohsen Makhmalbaf
ficha de la película
]
, presentada como parte de la sección Orizzonti del Festival de Venecia, marca el regreso al cine del realizador iraní Mohsen Makhmalbaf, exiliado desde hace años en el Reino Unido, con una historia sobre la violencia que provoca más violencia. Inspirada en la “primavera árabe”, que ha derrocado los regímenes de Ben Ali, Gheddafi y Mubarak pero ha dado lugar al mismo tiempo a una dramática espiral de brutalidad, la película muestra a un terrible dictador obligado a escapar y a refugiarse entre aquellos que ha encarcelado y torturado. 

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Makhmalbaf ambienta su metáfora del poder y de una difícil pero posible reconciliación en un país caucásico musulmán no identificado. En realidad, The President ha sido rodada en Georgia y sus diálogos están en su lengua. Tras un inicio que recuerda al Gran dictador de Chaplin, da inicio a la odisea del déspota (Misha Gomiashvili), arrestado junto a su nieto (Dachi Orvelashvili).  El niño, al que todo el mundo en el palacio llama “Alteza real”, conoce a su abuelo como “Su majestad” y esto es algo que puede crear problemas cuando se escapan y se disfrazan primero de pastores y luego de músicos callejeros. Educado como un príncipe refinado, el niño asiste aterrado la la violencia de la rebelión popular, así como a las profundas heridas infringidas por su abuelo a un país sumido en la pobreza. El anciano no da señales de arrepentimiento, ni siquiera cuando se confunden con un grupo de prisioneros políticos de vuelta a casa. Será precisamente uno de estos el que intentará salvar al “Presidente” del linchamiento: “Cuando me torturaban, vosotros erais sus soldados y poníais su retrato en vuestras cosas”. El camino hacia la democracia, parece querer decir el director iraní con un tono excesivamente didáctico, es más difícil de lo que parece a priori.

The President, que combina momentos de cuento (cita a La vida es bella, de Benigni) con otros de gran realismo, carece de la potencia simbólica de otras película de Makhmalbaf sobre la identidad del pueblo iraní o de la vigorosa Viagje a Kandahar (2001). Produce él mismo la película para su compañía Film House, en coproducción con la georgiana 20 Steps Productions, la británica F&Me, la alemana Brummer & herzog Filmproduktion y la francesa Bac Film, que se encarga asimismo de las ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)

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