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VENECIA 2014 Competición

The Look of Silence: el acto de matar… otra vez

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- VENECIA 2014: Joshua Oppenheimer continúa su premiado documental con un tono más convencional basado en la confrontación de la familia de una victima y su verdugo

The Look of Silence: el acto de matar… otra vez

La 71a edición de la Mostra de Venecia acoge en su competición el nuevo documental de Joshua Oppenheimer, director de The Act of Killing [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
en 2012. Aunque The Look of Silence [+lee también:
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no consigue lógicamente sobreprasar a su predecesora en su propio territorio, se antoja finalmente una contundente denuncia de la masacre indonesia de la segunda mitad de los años 60. Su construcción más metódica y repetitiva no evita ciertas largas duraciones, pero es siempre testigo de un trabajo documental absolutamente remarcable.

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En 1965, tras un golpe de estado militar y una propaganda implacable, la armada incita a la población a exterminar un millón de indonesios calificados de comunistas. Ramli es una de sus víctimas. Sus vecinos le arrancan de brazos de su madre para apalearla, apuñalarla, destriparla y finalmente emascularlo para verlo desangrarse hasta morir. Un crimen amoral entre un millón de ellos, de los que se acuerdan con orgullo los hombres que los han perpetrado. El realizador los ha filmado unos diez años antes, mientras preparaba The Act of Killing. Les vemos reconstruir la muerte con humor y un refuerzo de sus detalles, imitando sus propios de forma abigarrada. Adi, ahora en su cuarentena, nació dos años tras la muerte de su hermano Ramli cuya agonía se evoca en los vídeos que mira impasiblemente en la pantalla de su pequeña televisión. El documental sigue las confrontaciones entre este óptico con los asesinos que son también sus vecinos, y a veces, miembros de su propia familia, que continúan viviendo y reinando impunemente en su pueblo. A través de sus entrevistas, el espectador se congela por la ausencia total de remordimientos y la glorificada evocación del genocidio por los ancianos que justifican sus actos inenarrables a la sombra de una propaganda insensata, aún conocida en nuestros días a través de las escuelas del país. Es más, un líder del Komando Aski (las milicias civiles) de la época opina que todos estos asesinatos podrían acabar volviéndolo loco sino bebe, y como él muchos, la sangre de sus víctimas a razón de dos grandes vasos al día, para permanecer fuerte y protegido de la demencia. 

Oppenheimer filma el sufrimiento de la familia (Adi y sus padres) pero capta también la dignidad de un hombre que intenta, aún a pesar de todo, perdonar a sus vecinos sin inclinación alguna por vengarse. Pero, ¿cómo conceder su perdón a individuos que no se sienten en absoluto responsables de las atrocidades que han cometido? Y tras los lideres de la asamblea legislativa –elegidos y reelegidos desde hace más de 40 años-, se esconden detrás de la jerarquía o la amalgama política (“no es un crimen, es política”). La propaganda deforma la historia para crear en ella “un movimiento espontáneo de la población que odiaba el comunismo”. La manipulación es total. Las familias no quieren saber nada del pasado, que se muere con la generación precedente sin darse cuenta de lo que ha transmitido: el riesgo de que la historia se repita activando engranajes que nunca siquiera han sido cuestionados. 

The Look of Silence es una producción entre Dinamarca, Finlandia, Indonesia, Noruega y Reino Unido, en la que aparecen los nombres de Werner Herzog y Errol Morris como coproductores ejecutivos, pero es sobre todo el inquietante número de anónimos el que brilla en los títulos de crédito, nombres enmascarados que temen represalias de parte de un poder aún en buen lugar en el país.

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(Traducción del francés)

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